Rosa que al prado, encarnado,
te ostentas presuntuosa
de grana y carmín bañada;
campa lozana y gustosa;
pero no, que siendo hermosa
también serás desdichada.
¿Ves de tu candor que apura
al alba el primer albor?
Pues tanto el riesgo es mayor,
cuanto es mayor la hermosura.
No vivas de ello segura,
que si consientes errada
que te corte mano osada
por gozar beldad y olor,
en perdiéndose el color,
también serás desdichada.
¿Ves a aquel que más indicia
de seguro en su fineza?
Pues no estima la belleza
más de en cuanto la codicia.
Huye la astuta caricia,
que si necia y confiada
te aseguras en lo amada,
te hallarás después corrida;
que, en llegando a poseída,
también serás desdichada.
A ninguno tu beldad
entregues, que es sin razón
que sirva tu perfección
de triunfo a su vanidad.
Goza la celebridad
común, sin verte empleada
en quien, después de lograda,
no te acierte a venerar;
que, en siendo particular,
también serás desdichada.
Juana Inés de la Cruz
7 comentarios:
Ahhh bello canto que embeleza!
Nel Sor Janis yop entregome a quien sea... bueno no a quien sea.
pobre mujer viviendo en ese pobre mundo
chiale!
gracias por recordarla, que cuerioso, justo el fin hablaba de ella con alguien.
y con lo que a uste respecta Silencio, con ternura pero sin piedad, a por ellos!!!!
bechote
Una de las más grandes!!! Abrazos.
Maestraza, doña Juana Inés. Cada vez que la leo recuerdo por qué me gusta tanto.
POBRE.. como la teresa y el juan (¿familia?, me uno al canto y al llanto), creo que necesitaban un poco de carne tibia entre las piernas... glupppp
bechos maestra,
¡¡¡¡por las noches que nos restán!!!!
Yo creo que doña Juana no le faltaba, más bien le sobraba :))
Pero pobre, sí.
Salú, pues.
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