Mi clóset está lleno de cadáveres.
Se mezclan sus brazos, sus piernas,
todos tienen el mismo sexo.
Una mano sobre otros ojos
unos ojos sobre otra espalda.
Mirarlos, así, amontonados, me aterra.
Tocarlos...
Sin embargo, los toco:
esperan sus tumbas, vacías hasta hoy.
Unos se deshacen con mi contacto;
otros crecen grandes, cual su recuerdo.
Hago pausas llenas de duelos mal llorados,
me cubro la cabeza de cenizas.
Uno solo se resiste.
Doloroso mío: conmigo vivirás;
no quiero más yacer contigo.
2 comentarios:
Publicar un comentario