Se cocina lento, el adiós;
como al descuido,
como de espaldas.
Se incorporan dos o tres malos momentos
reposados,
algunas menudencias;
se condimenta con cualquier otra cosa.
Una vez listo,
se piensa en llamar al otro a la mesa;
pero empezamos a probarlo,
lo apuramos
a solas
a grandes cucharadas.
Servimos el último plato
frío y apuradamente,
y ya solo imaginamos el desconcierto
del otro comensal.
El adiós se cocina lento.
Debería prepararse al alimón.
1 comentario:
hola!!!
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