“Primero vinieron por los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada
porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada
porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada
porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí, pero para entonces
ya no quedaba nadie que dijera nada.”
Luego vinieron por los judíos y no dije nada
porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada
porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada
porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí, pero para entonces
ya no quedaba nadie que dijera nada.”
3 comentarios:
Y no diciendo nada nos volvemos todos cómplices de esta tristeza, de este portazo en la cara que nos dice: este mundo no es el mejor posible, no es el que queremos, pero sí es el que hemos construido, con acciones y palabras pero también con omisiones y silencios.
Un abrazo.
Cuánta realidad sangrienta, cuánto dolor, cuánto desprecio por la vida. Muy buen post, a pesar de todo. Abrazos.
Así es, Furtiva. Hemos sido testigos mudos de nuestro propio asesinato, a fuego lento. La gran duda es ¿cómo? ¿desde dónde?... ¿hacia dónde?
Un abrazo.
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Es una realidad que ha estado siempre ahí, Fgiucich, pero que últimamente se ve arrasarlo todo.
Le dejo un abrazo.
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