Como todos los grandes enamorados, me gusta la delicia de la pérdida de mí mismo, en la que el gozo de la entrega se sufre completamente. Y, así, muchas veces, escribo sin querer pensar, en un devaneo exterior, dejando que las palabras me hagan fiestas, niño pequeño en su regazo. Son frases sin sentido, que corren mórbidas, con una fluidez de agua sentida, un olvidarse de riachuelo en el que las olas se mezclan e indefinen, volviéndose siempre otras, sucediéndose a sí mismas. Así las ideas, las imágenes, trémulas de expresion, pasan por mí en cortejos sonoros de sedas esfumadas, donde la claridad lunar de idea oscila, batida y confusa.
No lloro por nada que la vida traiga o se lleve. Hay sin embargo páginas de prosa que me han hecho llorar.
Bernardo Soares / Fernando Pessoa
4 comentarios:
Un texto muy bello. Gracias por compartirlo. Abrazos.
De lo más hermoso de Pessoa. La vida en prosa siempre es la más triste.
El desasosiego de Pessoa, miren ustedes, me trae una especie de sosiego. Cosas de la poesía
Palabras de Agua, como en esos recuerdos de Madredeus... Casa de Agua... Llorar trae sosiego. Que el dios-diosa nos deje escribir como llorando. Gracias.
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