sábado, mayo 8
Me siento huérfana. Llevo semanas tratando de escribir un texto para mi taller con el tema pero, como dice Vallejo, lo que escribo se me vuelve arena. La máscara funciona de maravilla, pero mis amigas huelen el artilugio (alerta de autoprotección: la armadura presenta farios serios). Una me llama para proponerme comida y búsqueda de libros. Otra me agenda unos whiskys. Rota me levanto de la cama, y me visto para ceremonia cívica, embajadores incluidos, y sonrisa, y plática de ocasión. Rota transcurro la mañana. Rota, me voy a comer con mi amiga a una fonda argentina, a mirar libros por horas y a tomar café. Rota, le voy contando de mi rotura hasta que, ya con la otra amiga, pespunteamos el viernes con las imaginaciones del Dr. Parnassus. Los whiskys hilvanan el ya comienzo de sábado. Rota, preparo el telar.
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5 comentarios:
Y entre puntadas en algún momento asomará un rayito de luz que te de el rumbo. No sé quién decía que vivir es eso que se hace mientras tenemos algo que escribir.
Besos.
Cuando los mecanismos del alma necesitan, en forma urgente, una reparación a fondo. Abrazos.
Mire hacia arriba y no vi a ningún gigante, la luna estaba ahí como en una fotografía no impresa proyectada en esta pantalla, la pude sujetar como pelota de cal, frágil quebradiza desmoronándose
Y observe… ahí estaban todos. Cómplices de este caldo cósmico si queriendo ignorarlo involuntariamente. Si, tu eres el gigante sujetando soles y soplando galaxias, torbellinos fríos separando constelaciones, hoyos negros como arterías produciendo anticuerpos como glóbulos de todo el espectro de luz colores contenidos de todos los elementos
Pues mire, Furtiva, que eso que se hace a veces no deja ni escribir. Parece que pinta por ahí alguna claridad.
Beso.
Eso, Fgiucich, una reparación a fondo. Abrazo.
A veces, La nada, dan ganas de quedarse sin sujetar soles ni soplar galaxias, y que ese caldo cósmico deje de burbujear un momento, nomás.
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