lunes, abril 21

domingo, abril 13

Crisálida

Desdoblo las articulaciones,
enderezo la espalda,
levanto la cabeza.

Recuerdo un siglo caótico
de días,
los sueños tomados por asalto,
el cuerpo triturado
y la conciencia.

Recuerdo no reconocerme
arrastrar las piernas, los oídos;
recuerdo las voces, tantas voces,
zumbándome insidiosas.

Poco a poco me yergo,
me tiembla adentro el silencio
y es que nada es puro;
la oscuridad ni la luz.
No hay pureza
y estas letras están llenas de rabia.

Hay un silencio de claustro,
de juicio mudo.
No hay música, no;
tampoco ruido.

Son aguas que regresan a su cauce
o a uno nuevo,
pero regresan.

Enderezo la espalda,
levanto la cabeza
(ya están secos los ojos).

No todos los capullos
son de seda.