martes, diciembre 31

Este fin de año, a diferencia de tantos otros, no estoy ocupada haciendo cena. Tengo pan, queso, vino, más de doce uvas, y el desorden habitual alrededor. Tiene que ver con que este año que está por concluir me ha regalado una lente poderosa, bajo cuya luz, a veces dolorosa, me ha sido dado comprender y comprenderme. He recibido el regalo de sentir ¡sentir! con plenitud y conciencia. A la par, con el regalo recibo el reto de hacerme, de decidirme, de inventarme. ¡Vaya cosa! Tengo mucho por agradecer, a las personas que me han acompañado, de cerca y de lejos, a veces sin saberlo, porque ha sido un año de inventario y de recuento, de restauración. Agradecer los logros y las aventuras, los descalabros y las dudas grandes como montañas. Agradecer la gran conquista de este año, que fue vencer el miedo a tomar decisiones. Me ocupo de inventar nuevos ritos, de aprender del silencio, de conquistar la paciencia y la perseverancia. Otro regalo que recibí del 2013 fue la soledad, la que construye, la que alimenta, y desde donde se puede entender con claridad meridiana que uno no es si no somos. Conciencia y plenitud, nos deseo, pues, a todos. Y que con conciencia y plenitud nos sigamos abrazando, hablando, mirando, likeando y retuiteando. Y brindando, que para eso nos inventamos los fines de año. ¡Salud! ¡Salud! ¡Salud!

sábado, diciembre 7

Me fue concedido sacarme de entre los muertos
allá iba conmigo a rastras
sin mirar atrás
conmigo a cuestas
probando veredas
a ciegas
andando en círculos a veces
conmigo, al lado mío
inventando
imaginando
deseando caminos
más en mis pies
hasta reconocerme
conmigo
hasta desconocerme
pero el mar
pero el sol
pero la luna
ya en mis ojos, ya en mi cuerpo,
en mí, ya.

Me fue concedido sacarme de entre los muertos
y nadé
llena de dudas
penosamente
me hice barca
remé a mano, a golpe de piernas
con furia
me hice mástil y vela
buque insignia de mi flota

Ay, pero las sirenas
retumba la aldaba en mi pecho
trepidante
Ay, pero la gorgona
corren por mi cara viejas lágrimas;
se petrifican.

Me fue concedido sacarme de entre los muertos.

lunes, diciembre 2

Yace un cristal azogado de savia,
una sola imagen congelada en su transparencia.
Oscuras las pupilas de humus y de tierra,
los labios entreabiertos parecen exhalar raíces;
el pecho, desnudo, palpita alas.
En el sexo penetra el aguacero y se contiene
toda la humedad para el estío.

Yace en el bosque escarlata de flores, de mariposas blancas,
que me crece adentro.

domingo, octubre 27

I
De la mano nos llevaron a internarnos en el bosque
de la mano, al mar
de la mano, a la montaña
de la mano, de regreso del bosque del mar de la montaña;

de la mano debieron llevarnos al secreto
y a la muerte.

Desde entonces mi mano buscó una mano para internarse y volver,
al bosque a la montaña al mar;
siempre he regresado sola.

II
Por el camino juntábamos colores
texturas
nombres
raspaduras
sabores
supimos que el sol conversa con las piedras
y, con el agua, juega.

Volvíamos con el camino en los ojos, en la piel, en los bolsillos.

III
Unas piedras de río, conchas de mar,
un demonio atrapado en el nudo de una rama,
dos cuarzos, una pieza de barro
se empolvan en una canasta de bordes vencidos
que ya no los contiene.

Hoy, que encontré la forma de volver de la muerte
extiendo piedras conchas sabores raspaduras
que es como extender mi propio camino.

IV
Hay senderos en que me hice migajas.
Están desiertos,
nada quedó de mí;
las aves sobrevuelan de tanto en tanto.

Hay caminos como labrados en roca que me duelen en los dientes
aún
en las rodillas
en los nudillos rotos de una mano que no era la mía.

Está el foso de una cascada en estío,
el de un arrecife,
cuyo fondo no hallaron nunca mis pies
manantial
pozo
noria
nada
y sabe dios que a la otra no habrá camino de regreso.

V
Extiendo el camino a mis pies con flores que compro para mí
con mis brazos que me ofrezco
con miradas directas a mis ojos.

En el dintel dos cartas:
las dos dicen lo siento, esto es lo que me toca
una dice gracias;
la otra, tú lo sabes

VI

Una autopista: la angustia;
un tobogán: el miedo.

viernes, septiembre 20

Poética

Devoras esta soledad,
hambruna,
para hacerla tuya.

He aquí que la muerdes y masticas,
salobre,
hasta hacerla pan.

Tu cada día.

Jaime Augusto Shelley

jueves, septiembre 5


tengo que contarles lo que pasa, mis amigos,

y es que a veces me suicido

no logro recordar cómo
no sé si hace falta valor o cobardía

me suicido

lo único que me queda
cada vez por más días
es el estupor

tiene mi cara
sale a la calle y hasta los visita

no sé si lo recuerdan, me gustaría saber,

lo imagino con mi sonrisa mal puesta o desbocada
siempre abismadas las pupilas

nada pasa, mis amigos, la vida regresa
más tarde o más temprano
lentamente

va dejando mi rostro el estupor
recupero mi sonrisa
la mirada

eso les cuento, amigos míos,
queridos,
y esto les pido:
cuando vean un estupor con mi rostro por ahí
abrácenlo
piensen en mí

el dolor siempre se va
y
siempre
el amor se queda

sábado, agosto 3

La vida no tiene ningún sentido

Tome la V y haga con ella una quilla;
las T serán la arboladura
y las n, el maderámen.
Hile con las vocales dos velas.
Ize su insignia con las D como estandartes.
Lo que sobre será su ancla.

Sople.

Si siguió las instrucciones con la convicción necesaria
conseguirá en la travesía el sonido de las S.

sábado, mayo 18

lunes, febrero 11

Voy a sembrar la mandarina del desayuno de hoy,
primer lunes después del fin de las mentiras.
Voy a sembrar esas semillas que me diste en el desayuno:
veinticuatro meses de soles y chubascos más o menos en la misma proporción
porque los soles son todos esplendorosos,
y esa tarde en que te dije lo que ya sabías
a saber si fue chubasco o sol
porque la claridad se oculta luego detrás de las nubes más negras.
Voy a sembrar la mandarina
luz
a ponerle agua todos los días
y palabras.
Voy a sembrarnos hoy.

martes, enero 1

Parecía interminable y acabó ayer. 2012 fue un año en alto contraste, de mucho aprendizaje personal, de caminar descalza por la realidad, de mirar el abismo muy de cerca. Tuve miedo y enojo, mucho enojo, pero tuve también momentos luminosísimos. Comprendí que nada está dado, nada es así y para siempre. Sentí mis fuerzas tensarse para mover un engrane aquí y otro allá, en el trabajo, en el amor, en el ser mismo.  Escribí muy poco pero viví muchísimo. En el principio era el caos, reza una historia antiquísima, y 2012 fue exactamente eso: caos hasta el último minuto. Me paro al borde del año y evoco la imagen de Cristóbal Colón en la proa de su barco, frente al mar y la incertidumbre, pero con una idea fija en la mente. Nada nos es dado, salvo la vida. De nosotros depende existir. 2013: allá vamos, humanos plenos.