sábado, diciembre 24

Navidad

Después de respirar el espíritu navideño en el súper con guerra de carritos en los pasillos, rebatinga de botellas y la mirada de una señora que me deseaba muy amablemente que mi cena de Navidad fueran mis propias vísceras, acabo de mandar a la porra a un taxista que quería pagar su fin de año completo a costa de mi bolsillo. Ya está el pavo casi listo en el horno, las salsas de naranja y chabacano debidamente empacadas y nos aprestamos a pasar esta cena de Navidad con la familia en pleno desierto hidalguense, bajo un cielo que es verdadero muestrario de diamantes y donde el frío recuerda gratamente la temperatura de un quirófano universal.
Con todo, la cena promete y la borrachera no será maratónica pues los sobrinos andan de viaje. Todavía no sé qué demonios hace una familia de ateos organizando cenas de Navidad, pero como en nuestra infancia, son buenas fechas para reunirnos y conversar largamente.
Felicidades, pues, a todos los festejosos; que la embriaguez sea fecunda y la cruda serena.

miércoles, diciembre 21

No fue suficiente el testimonio del valle
las poderosas construcciones
la aprehensión -poderosa también- del conocimiento.

Los dioses eran ellos

Teotihuacan, 2005.

martes, diciembre 20

Hoy ví una mariposa
de alas azules y rosa opalescente
caminar con trabajo
sobre altos tacones
las botas enrrolladas en los tobillos.

No supe si lloraba o reía.

Mujer mariposa:
pronto encontrarás placer
en el bamboleo de tus zancos.
Eso te hará más llevadera
la nostalgia de las alas.

lunes, diciembre 19

Silba una locomotora a lo lejos.
Parece ir cantando la historia de una especie en extinción:

¡Ahí viene el tren, niñas!
¡Contemos los vagones!
Ese es de carga, ese de pasajeros,
ahí va el correo...
Treinta y nueve... cuarenta...
Ese amarillo del final es el cabúz.

Silba a lo lejos
y a lo lejos se ve su cuerpo serpentino
traquetear
en la nostalgia.

El texto lunático

Aquí

boton

viernes, diciembre 16

Acercamiento I

Dicen que los árboles perdieron la memoria;
por eso sus hojas palidecen,
se sonrojan,
caen:

senderos alfombrados de recuerdos.

martes, diciembre 13

Redondillas

¿De dónde viene esta ausencia,
este vacío persistente,
del corazón y la mente
esta rara inapetencia?

¿Es de los astros confluencia
que solo el alma presiente?
¿De algún afán indigente
es la incierta consecuencia?

La duda tiene su urgencia
pues el estado, silente,
empieza a ser coincidente
con el de mala conciencia.

Además que la evidencia
me muestra un vicio incipiente:
la propensión consistente
de hallar dulce la sufrencia.

(Digo, a riesgo que la ciencia
me catalogue demente
o que alguno, gravemente,
me adscriba a la decadencia)

lunes, diciembre 12

Los textos lunáticos

Campaña de lectura:

Agolpado en la peña de cristales
de la retina, el torrente de imágenes
transpira sus humores clandestinos
y de plúmbeo sopor preña los párpados:
es limaje de sosiego anterior
al frenesí de la clarividencia.

El Tigre Famélico

* * *

A partir de este lunes, en el botón como éste ubicado en los enlaces de la izquierda:

Lucrecio.- Poeta

Sabía que las lágrimas vienen de un movimiento particular de pequeñas glándulas que están bajo los párpados, y que son agitadas por una procesión de átomos salida del corazón, cuando el mismo corazón ha sido herido por la sucesión de imágenes coloreadas que se desprenden de la superficie del cuerpo de una mujer amada. Sabía que el amor es causado por la dilatación de los átomos que desean unirse a otros átomos. Sabía que la tristeza originada por la muerte es la peor de las ilusiones terrestres, porque el que muere cesa de ser desgraciado y de sufrir, mientras que el que lo llora se aflige con sus propios males y piensa tenebrosamente en su propia muerte. Sabía que no queda de nosotros ningún doble simulacro para derramar lágrimas sobre su propio cadáver extendido a sus pies. Pero conociendo con exactitud la tristeza y el amor y la muerte, y sabiendo que son imágenes vanas cuando se las contempla desde el espacio tranquilo en el que es necesario encerrarse, continuó llorando, y deseando el amor, y temiendo la muerte.

Marcel Schwob
Vidas imaginarias

jueves, diciembre 8

La voz

Quién canta ahí cuando toda voz se calla? ¿Quién canta
con esta voz sorda y pura un canto tan bello?
¿Será fuera de la ciudad, en Robinson, en un
jardín cubierto de nieve? ¿O es ahí, muy cerca,
alguien que no sospechaba que se le escuchase?
No nos impacientemos por saberlo,
pues no de otro modo precede al día
el pájaro invisible. Tan sólo permanezcamos
en silencio. Una voz sube, y como un viento de marzo
restituye su fuerza a los bosques cansados, nos llega
sin lágrimas, más bien sonriendo ante la muerte.
¿Quién cantaba ahí cuando se apagó nuestra lámpara?
Nadie lo sabe. Pero sólo puede oír el corazón
que no busca posesión ni victoria.

Philippe Jacottet

* * *
Excelente selección de textos y autores en Noctambulario

miércoles, diciembre 7

Hoy me hago pasar por... (el juego: el final)

Sacar de mi cabeza las ganas de quedarme en la cama. Las ganas de un café que sepa a algo y no a vacío. Sacar de mi cabeza esta sensación de caminar por un plano horizontal, plano. Sacarme las ganas de estirarme en una cama de nubes, inmensa. Ya me harté de sentirme ciega del alma, de vivir para trabajar. Hoy no voy a abrir los ojos cuando suene el despertardor, ni para pedir cinco minutos más. Voy mandar el curro al carajo,... Pensando esto casi me dan ganas de sonreir. El poco aire que me queda en los pulmones bastará. Ya sonó el despertador. Mañana tal vez, como ayer... cerrar los ojos de nuevo, sin prisa.

lunes, diciembre 5

Equilibrista

El estómago en vilo
sobre una cuerda construida con palabras
—por eso me gustan más las escritas—
a no se qué distancia del suelo.

No importa.

No hay peligro en el asombro
—me parece—
de escribir maullido y salir volando
o en vestirme los tús aún cuando me queden grandes
o tengan bigote.

Me gustaría recorrer: "antenoche te seguí en silencio"
—aunque no sea cierto—
un vocablo y luego el otro
para no sostenerme de la nada.

No sé cómo a veces se anda flotando
sobre pies de plomo
—o mercuriales—
ni sé si en el extremo habrá un papalote
o una ventana cerrada.

No importa.

Si encuentro la palabra final
descenderé de lo que es
este hilo
y ya
sin máscaras ni pasadizos
no me sentiré
de pie sobre sus letras
soñada.

El Texto lunático

Declina la tarde en el Centro, advierto una tropa ceremonial uniformada de verde que con el estruendo de tambores marciales y trompetas arrean la bandera con su águila sideral devorándose a la serpiente agrícola. La personas, hombro con hombro forman una hilera rectangular. Traza con el aire la mirada sus perspectivas.

La esfera solar es devorada por las fauces almenadas de la arquitectura virreinal. ¿Cuál es la ceremonia que se solemniza?

Entra más tarde la noche. Ahora el frontispico cuajado de piedra púrpura ofrece destellos de reflectores. En sus recintos burocratizados hay diminutos focos de luz amarilla. ¿Prodigios de la electricidad, o es el cintilar de los nutrientes asimilados, pues la arquitectura voraz se tragó a la fiera sideral de onerosa cabellera dorada?

El Tigre Famélico.

domingo, diciembre 4

Hoy me hago pasar por... (el juego)


Countdown

Ya estoy contando los días, los últimos días de esta insípida rutina. Parece mentira que me esté costando tanto, pero ya casi se acaba. Contar hasta diez, respirar. Y luego, nuevos proyectos, nueva vida. Tal vez tiempo para reflexionar en mi existencia. Pero por ahora no hay más que esto:


“El momento más oscuro de la noche es el que precede al amanecer”

martes, noviembre 29

Teoría literaria

Escuchado por ahí:

- ¿Mi trabajo final? Pues había pensado hacer un análisis de los discursos de Hugo Chávez usando la teoría de la recepción, pero ahora resulta que tendría que deconstruir la letra de El Rey.

* * *

¡Hay un nuevo juego! Apúntate aquí

lunes, noviembre 28

El Texto lunático

Cuando se desvanece,
el agua no cae:
se eleva evaporada.

El Tigre Famélico


* * *

En lo que El Tigre Famélico se decide con su Blog, este espacio se verá ataviado con sus Textos lunáticos.

martes, noviembre 22

Santa Teresa compara el alma con un castillo medieval, todo de un diamante tallado por el vidriero divino. ¿Por qué diamante? Si yo fuese poeta, y quién me diese serlo, hablaría de un copo de nieve. No hay dos iguales. Y se van desvaneciendo en su existencia, al brillo del sol, como si dijesen: ¡Qué aburrimiento, la inmortalidad! Cuerpo y alma está trabados. Como la música al instrumento. La injusticia que causa los sufrimientos sociales es, en el fondo, la más terrible maquinaria de destrucción de las almas.

Manuel Rivas
El lápiz del carpintero

lunes, noviembre 21

Texto lunático

Los retazos de tierra que se preservan en las calles de la ciudad son una auténtica delicia para engalanar la mirada. Se cultivan ahí jardines y también son estrechas reservaciones para tribus de árboles de tronco espigado. A veces cuando llueve leve o cuando está a punto de anochecer, el color de la tierra se tiñe de un matiz elegante en serio. Una vez, alrededor de las seis de la tarde, alguien arrojó una cubetada de agua hacia la corteza de un joven eucalipto, y pareció como si de súbito, con ese simple acto, le hubiera dibujado una sombra. Era, en efecto, la sombra de agua del árbol.

El Tigre Famélico

* * *
En lo que el Tigre Famélico abre su blog, este espacio se verá ataviado con sus Textos lunáticos.

jueves, noviembre 17

Quiero cantar sus calles
pero son tuyas.

Quiero cantar a la Santísima y sus flores,
a Loreto y sus vitrales incompletos,
a San Fernando y sus gatos.

Pero los vitrales no están rotos en tus pupilas
y las flores de la Santísima son frambuesas
y los gatos que sembraste no abren todavía los ojos.

Y yo quiero cantarlos
pero estoy ciega.

martes, noviembre 15

El resto del viaje

se revuelve en los dos días siguientes. De pronto, ya de regreso en esta urbe queridísima es como si Oaxaca existiera en otro tiempo.
Don Agustín siguió preparando platillos de agasajo los días siguientes: Amarillito, enmoladas, huevos a la mexicana en salsa de yerba santa, quesadillas de asiento... Los tres que habían llegado primero partieron primero; las Gracias se quedaron a seguir disfrutando de Lety y de la Ciudad.
Hay que obligarse a salir de Casa Cid de León. Obligarse porque hay una ciudad allá afuera que nos seduce con sus cúpulas de mosaico dominó o multicolor. Tanta cantera y hierro forjado clásico, neoclásico, barroco, gótico, art-decó. El Templo de San Agustín, con verde melena como la Santísima, mudo; la Catedral, con sus dos hileras de vitrales y sus candeleros medio góticos; el Templo de Santo Domingo de Guzmán, barroco hasta el imposible con su fondo blanco que lava tanto garigol dorado alrededor de cuadros, ojivas, a lo largo de trabes y columnas, arriba del coro en collar de gemas gigantescas y debajo en árbol de la vida sacro-militar; el Templo del Carmen de Abajo, el de la Soledad, el de la Compañía.
El martes por la noche, plática sobre las formas de percibir el cuerpo en tres poetas mexicanos: Sor Juana, Xavier Villaurrutia y Coral Bracho en "El Llano", sede de la Feria del Libro. No solo el tema fue interesante, sino que toda la conferencia fue un curso de manejo de la voz, de limpieza en la lectura, de hipnosis del público. Raquel lo dijo: los libros de Jorge ahora tienen voz.
La tarde previa a la partida fue triste, no obstante la fugaz compañía de un cometa pelirojo y las carreras por desfacer una confusión con los boletos del carruaje. Las cinco de la tarde dieron sobre cuatro mujeres amueganadas en el tomasol, como tatuando en su piel el calor de las otras tres en esa terraza selvática y poética. El regreso fue más callado que la ida.
Se quedan muchas cosas sin contar: la dulzura en la mirada de Lety, la suavidad de las sábanas, la verdadera identidad de Prema y Amaradás, el ofrecimiento de Juan Pablo Vasconcelos, los ojos ciegos afuera del Templo de la Compañía, el arcoiris que se dibujó por la tarde sobre el campanario de la Catedral, el poema que Paty Farfán le regaló a Oaxaca y a los Cid de León Ricardez...
Seguramente se contarán. Transfiguradas, pero se contarán.

lunes, noviembre 14

Texto lunático

Al abrevar como animal del agua herrumbrada del brocal del dogma, su corazón se petrificó hasta la brutalidad.

El Tigre Famélico

* * *

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sábado, noviembre 12

Les sigo contando...

Que aunque habíamos quedado de vernos a la 9:30, las tres gracias se levantaron bastante tarde; tanto, que tuvieron que asistir ataviadas con sus huipiles coloridos y adornadas con las joyas de la caja mágica de Lety Ricardez, al delicioso desayuno que les había preparado don Agustín: huevos revueltos en salsa de jitomate con chorizo, quesadillas de fideos, fruta, jugo, café, pan... Este desayuno y todas las comidas fueron abundantemente regadas con placentera conversación. Había que ir a una reunión con la directora de la Casa de la Cultura Oaxaqueña, Alicia, mujer simpatiquísima y llena de energía, para ajustar detalles de la presentación de la noche.
La Casa de la Cultura Oaxaqueña está instalada en lo que fuera el convento capuchino dedicado a Nuestra Señora de los Ángeles y construido para albergar novicias indígenas. Expropiado durante la Reforma, sirvió en el siglo XIX como escuela de artes y oficios, posteriormente abandonado, declarado monumento histórico en los 30 y rescatado en los 60 para instalar ahí la Casa de la Cultura de Oaxaca y el Archivo General del Estado. Su construcción de cantera verde, como la mayoría de los templos y capillas de la ciudad, está anexa al templo de los Siete Príncipes, dedicado a los arcángeles en el siglo XVIII. El estilo de su fachada es muy sobrio, así como el interior de ambas construcciones. En el patio central de la Casa de la Cultura se inauguraría por la noche el Jardín de los Poetas, inspirado en el relato que Lety Ricardez trajo de Trento sobre el Bosque de los Poetas. En este Jardín, poemas de Octavio Paz, Elsa Cross, Alí Chumacero y José Gorostiza cuelgan de las ramas de los árboles, flotan en la fuente central de cantera o presiden su escalinata. A la hora que llegamos a la Casa, el patio estaba adornado con coloridos y divertidos trabajos infantiles sobre el Día de los Muertos, realizados a base de diversas semillas y flores. El ir y venir por la Casa de la Cultura es impresionante: chicos con sus pinturas, jóvenes con sus instrumentos a cuestas; se siente tanta vida y tanta energía, tanta entrega en el cultivo de las bellas artes, que dan ganas de no salir nunca de ahí. Pero tenemos que marcharnos: después de un intercambio de libros, fotos, entrevista a Raquel y una agradabilísima conversación con Luis Amador, poeta oaxaqueño y ahora amigo de Cardo, el grupo se dispersa para reunirse a las tres de la tarde en nuestro cuartel general y disfrutar otra vez de la exquisita cocina de don Agustín: Pollo en pipián, arroz, frijoles negros y tortillas recién hechecitas y un poco de mezcal. La plática estaba a todo dar pero había que prepararse para el evento de la noche. Nos habían invitado a la inauguración del Jardín, a las siete y la presentación estaba anunciada a las ocho. Y allá vamos, todos emperifollados y emocionados, de regreso a la Casa de la Cultura, ahora engalanada con su banda de música. Inauguración del Jardín, paseo por los poemas y finalmente el meollo de este post: Nuestro Evento. En la mesa del presidium Lety Ricardez, Raquel Olvera, Patricia Farfán, Jorge Orozco (coordinador del taller de poesía Palabrarte) y la directora de la Casa de la Cultura, Alicia Aguilar; la audiencia no fue multitudinaria, pero la noche nos sorprendería con diversas presencias que luego significaron planes a futuro: Alicia Mancilla, Lorenzo León, Juan Pablo Vasconcelos, Jorge Esquinca; los amigos de Oscar Cid, fieles, nos acompañaron esa noche también, así como otras personas que siguieron atentas la conmovedora presentación que hizo Patricia Farfán (disponible próximamente en el blog del Colectivo) y la lectura de poemas. Con la presentación de la Antología, se declararon formalmente abiertas las Jornadas Literarias Sor Juana Inés de la Cruz, parte de las actividades culturales de la XXVI Feria del Libro de Oaxaca 2005.
El resto de la noche fue de sana convivencia entre los siente cardos, de la Casa de la Cultura a la maravillosa terraza de los Cid de León: sana porque se leyó mucha poesía, se conversó largo y tendido sobre felinos, se mudó la fiesta a la sala de nuestra "casa", se rezó (cada quien desde su orilla pero tomados de la mano) por el suave tránsito de Emilio Ebergengy, se consumió más alcohol que el que había y las tres gracias terminaron borrachas, hablando de Dios y del destino, a las 6 y media de la mañana.
Ya no hay mucho qué platicar, pero algo queda. Regreso al rato.

viernes, noviembre 11

De puntitas...

"De puntitas por mi casa caminaba un ratón: No me despierten con gritos, de puntitas es mejor" sonó una voz masculina, suave, en el radio, durante muchas mañanas de mi infancia. Todavía la escucho contar cuentos infantiles fingiendo hadas y dragones, perros y búhos, duendes y chaneques.
El lunes, después de la presentación del libro en Oaxaca, nos enteramos de que Emilio Ebergengy estaba muy enfermo. Hoy anunciaron su muerte.
Quede aquí mi reconocimiento a esa voz cuyo nombre no supe hasta ahora. Quede también mi envidia infantil a los ángeles niños que lo escucharán contarles cuentos.
Descanse en paz.

jueves, noviembre 10

Tristán Estar me pregunta por qué no posteé (tengo que encontrar otra palabra :S) desde Oaxaca. Y para que no me pase ahora lo que me sucedió esos días, en lugar de buscar las palabras precisas para describir cada parte de una viaje que fue como una trenza colorida, mejor se los aviento todo así, sin destilar, sin poetizar y ya luego voy afinando cada detalle. Ande pues, como en miscelánea, que cada quien agarre lo que necesite.
Domingo por la tarde, todavía demasiado brillante para un sábado de parranda furibunda en varios tiempos: llegada a cuentagotas, notición y comentarios; circo de tres pistas y consecuencias todavía sin aterrizar (el saldo a la fecha es negativo); y reunión madrugadora de bloggeros. Mucho vino, chelas, tabaco, más tabaco y dos-portazos-dos, todo esto en una noche. Ya con eso tuve que haber sospechado que el viaje iba a estar más o menos igual de intenso.
Ahora sí, domingo por la tarde, todavía demasiado brillante... etc., en la TAPO (léase Oriente de la Ciudad de México); tres que debieron ser cuatro boletos con rumbo a la ciudad de Oaxaca, tres bolsas de borundangas, dos crudas y una nerviosa. Seis horas de camino, tres películas malísimas y mucha conversación: amistad, literatura, el destino, el Tigre. Llegamos a las nueve a Oaxaca, nos trasladamos sin dilación al meritito Centro de la Ciudad y ahí nos encontramos con unas tlayudas y los otros tres que ya nos llevaban dos días de ventaja en la ciudad. Reunidos los seis, nos encaminamos a paso veloz rumbo a la Casa Cid de León que habría de ser nuestro cuartel general en la delícadísima operación del día siguiente: presentar la Antología "Cardo. Cinco años. Poesía" e inaugurar con ese acto las Jornadas de Sor Juana Inés de la Cruz en la Casa de la Cultura Oaxaqueña. Llegamos, pues, a la Casa Cid de León y a los brazos de Lety Ricardez que nos esperaba con una sonrisa de oreja a oreja, abrazo apachurrador prometido en varios comments y una habitación para las recién llegadas.
Ahí, alrededor de una mesa presidida por hermosa escultura de coral negro, rodeados de pinturas, cortinas, columnas, puertas con tocado de filigrana, anchísimos muros y mil y un objetos escogidos y colocados con la misma pulsión estética con la que nuestra anfitriona cuida todo lo que hace, Premalata, Amaradás, Juan el Insumergible (los que ya estaban), Paty Farfán, María Luisa Rubio, Raquel Olvera (recién llegadas y recién convertidas en las tres gracias por obra de sendos huipiles coloridos) y la amorosísima Lety Ricardez, ajustaron la estrategia a seguir el día y el año siguientes. Por lo pronto, reunión a las 9:30 horas para ir a desayunar.
(Regreso en seguida a seguirles contando)

viernes, noviembre 4

Sábados con el Tigre

Este primer sábado de noviembre, como ya va siendo tradicional, se presenta el Tigre Famélico en El Hallazgo, la librería que está en la esquina que domina Mazatlán y Juan de la Barrera. La cita es a las siete de la noche. Esta vez la rapsodia será La Balada de la bella Hamida, del poeta mexicano Alberto Paredes. Es una historia impresionante, sobre todo porque conjuga prosa y poesía de una forma muy balanceada. Hay historia y hay poesía. Entonces, ya saben si quieren asistir a esta suerte de cinematógrafo mental, donde el escenario está fundado sopre la propia imaginación del público asistente, pues los esperamos. Siete de la noche, sábado 5 de noviembre, Mazatlán y Juan de la Barrera, en la colonia Condesa. El teléfono de la librería es el 5211-6393.

TF


Ofrenda de Muertos en la fuente central de la mirada

La riqueza, la fidelidad y gracia de los elementos tradicionales (verdadero capricho cromático) de la ofrenda del día de Muertos, elaborada por los artesanos y comerciantes, al aire libre en el lecho de la fuente central del parque Centenario, en Coyoacán, siembra de inmediato otra profunda ofrenda de estupor y maravilla en plena mirada del visitante. Cualquier tentativa escrutadora de crítica primitiva se ve sofocada al impacto de la primera exposición de la vista. El contorno de la fuente quedó transformado en una corona de pura flor de cempazúchitl, asimismo a se le forró con una tela de elegante color rosa mexicano, serigrafiada con alegres y rumberas calaveritas flotantes.

Con paciente cautela todo el espacio del lecho circular fue adornado con figuras, motivos y grecas prehispánicos, además de flores y mariposas. Ahí está destacadamente en su frenética danza fatal Mictlantecutli, el dios tutelar que gobierna los abismos más profundos de la inexpugnable cosmogonía mexica. Todo el mosaico del lecho se cubrió con aserrín o arena de madera y para el relieve de color en las figuras se utilizó aserrín teñido con anilina. También, con arroz, se configuró el volumen bailadorde una calavera alegre y el perímetro de su figura se deslindó con granos de frijol.

A la pequeña fuente interna, concéntrica, se le bordósu contorno con la espuma de la flor de cempazúchitl, se le añadieron nutridas matas de nube y botones de flor de terciopelo o manitas de león o cresta coloradade gallo. El basamento de esta circunferencia interna fue forrado con un luengo trabajo de fibra de vidrio, con la clásica figura (multiplicada) de la Catrina del maestro José Guadalupe Posada.

Al pináculo de la fuente se le sembraron mamparas de diversos colores: rosa mexicano, azul cielo, amarillo canario y verde algarabía, además contaron con el dibujo de calaveras en relieve: la esperpéntica calaca del general Emiliano Zapata, con su legendario bigote alacranado, la del esqueleto del galán hincado ante la delicada reticencia de la esquelética dama, la del trovador vernáculo tañendo su guitarra, la de los compadres calavera que bailan y pelan los dientes izando con el puño el estandarte de la botella de alcohol, y con su traje de sastre y tumefacto cráneo descarnado, el adinerado catrín, el sempiterno concesionario. Arriba de todo la leyenda: No se la Halloween, es día de Muertos.

Si ya de por sí el efecto de encantamiento óptico no hubiese sido suficiente, en los pequeños anafres plateados, pero sobre todo en los sahumerios de barro, usando de candela el ocote, encendieron la brasa nutrida con resina de copal. Entonces el denso brío de su aroma, la turgente columna de su humo robusto y generoso, rubricaron el hechizo. Se pulverizó así el sitio perpetuo del tiempo profano y se dio paso franco al dilatado instante sacramental.

La ofrenda de este 2005 fue consagrada a la memoria del as mujeres asesinadas en ciudad Juárez, a todas las víctimas de siniestros naturales: ciclones, huracanes, terremotos, políticas neoliberales, inundaciones, negligencias y epidemias.

En las gradas del altar principal se colocaron los alimentos ofrecidos de todo corazón para sustento de los difuntos: mole rojo, tamales, arroz, frijol, sal, refresco, cerveza, y también cigarros y alcohol. Quizá faltó algún libro, por si algún difunto deseaba disfrutar del placer mortal de la lectura.

Quienes concibieron y ejecutaron la obra -artesanos y comerciantes del jardín Centenario de Coyoacán- fueron rigurosos en su fidelidad a la tradición. El papel picado representó al viento, las flores a la tierra, al fuego la hilera de veladoras con su peregrinación de flamas vivas. El cempazúchitl jugó su papel de numen solar, pues en los laberintos del inframundo desempeña un papel de signo inmune a las tarascadas de la penumbra, el fulgor amarillo de sus pétalos goza de luz propia, lo cual garantiza la señal requerida por los difuntos para no extraviarse en su visita al festejo de la ofrenda, a la comunión de vivos y muertos. Porque hasta tales linderos se dilata el ejercicio soberano del ingenio de aquí, de esta tierra y este cielo.

Roberto Ramos Trujillo.
2 de noviembre del 2005





Fotos de Reforma.com

miércoles, noviembre 2

¿De qué lágrimas salen más poemas?

¿Del raudal incontenible?
¿De la gota solitaria que se desliza
temblona
y se aferra a las pestañas?

¿De qué lágrimas salen los mejores poemas?

¿De las que fluyen autónomas o de las que arrastran
con ellas
la entraña
toda?

¿De qué lágrimas salen los poemas más duraderos?

¿De las lágrimas de angustia?
¿De las de resentimiento?

¿Y de las lágrimas de nada?

¿Qué sale de las lágrimas de nada?

lunes, octubre 31

CRUZ Y FICCIÓN

Cristo medía 1 mt. y 64 ctms. Y caminaba
por el Centro de Lima
eran las 3: 30 de la tarde
siempre eran las 3: 30 de la tarde.
Y él caminaba descalzo por Camaná
veredas quemadas por el sol
su piel ardía y era un extraño color para la temporada
pálido como colmillo de elefante.
Cristo vivía como nosotros
del paso del aire del tabaco
de una canción en la rockola
dormía en la Plaza Francia.
Y ahora cuando ya tengo su edad y me enfrento
todos los días contra la ceguera
creo verlo todavía sobre cartones durmiendo
con los ojos abiertos.
Cristo tomaba aguardiente
era huraño y cuando hablaba
hablaba solo quizás porque los romanos ya no usaban
escudos ni sandalias
y el emperador no era de Occidente
y nadie quería escucharlo
y nadie quería creer
y nadie era nadie para lanzar la primera piedra.
Cristo nunca escribió nada
fueron sus apóstoles los que me dijeron
que él era Cristo
pero yo no vi a ningún apóstol
Judas tal vez era el bodeguero
Pedro quizás vestido de verde caminaba también por el Centro
las cosas no parecen ser las mismas para nosotros
Y no porque era enero
Y yo estaba por cumplir los cinco años
a esta edad tengo más preguntas
y las pocas respuestas que poseo son mías:
Cristo medía 1 mt. y 64 ctms.
la cruz es Lima los judíos trabajan en los ministerios
el Emperador está en Palacio preparando su discurso...
Y Magdalena? Está en Magdalena?
(ella volvió al oficio y ahora es una próspera regente)
Cristo usaba barba
era flaco como John Lennon
y jamás entraba a las iglesias
no sé si porque tenía vergüenza de su pobreza
de su mugre o porque no lo dejaban entrar
o simplemente porque la calle era su casa
Un día lo vi comiendo de la basura
Y nunca más lo vi.

Miguel Ildefonso

Poema del día

miércoles, octubre 26

La carta de amor. El juego de "La Poderosa"

Para RSE

Siempre me ha sido difícil saber a ciencia cierta qué es el amor (tú, que me conoces tan bien, podrías completar que me es difícil saber a ciencia cierta qué es casi todo), pero más arduo me parece pensar en qué se convierte el amor entre dos personas que llevan mucho tiempo juntas. Hay quienes dicen que en costumbre, que en compañerismo; que con el tiempo, esa persona que duerme a tu lado es como una vieja amistad. Aún aceptando que la pasión se acaba o por lo menos se atempera muchísimo, me sigo preguntando a dónde vuelan las mariposas de los primeros meses que nos rebullen en el estómago; esa determinación que nos hace pensar "no es importante" cuando hay que ceder en algunas cosas.

Y en esa tónica de pensamiento me pregunto cuántos de todos estos días que hemos estado juntos te he amado, cuántos me has amado. Cuántos de ellos un gesto mío o tuyo le robó para siempre una porción a nuestro amor; cuántas acciones han sembrado nuevas semillas en nuestro jardín. Y de ellas ¿cuáles crecerán? ¿se convertirán en álamos o en espinos? Sé que cuando hemos cruzado por eriales y por abismos nos hemos sostenido, unas veces tú a mí, otras yo a ti, otras nos hemos agarrado del aire mientras nos consolamos mutuamente. Por ese lado la fortaleza está segura. Pero en el día a día se cifra el peligro; no en los dragones, no en las sequías. En la sonrisa que olvidamos prodigar hoy, en el descuido de ayer, en las cosas que se hacen o se dejan de hacer por costumbre, sin pensarlo.

Hoy, por ejemplo, me sorprendí cantando y me di cuenta de que ya había olvidado el placer de cantar. También recordé que hace mucho tiempo que no te digo que te amo. TE AMO, y mientras escribo esta carta las mariposas revolotean y pugnan por salírseme, transparentes, de los ojos. Te amo aunque fumes en ayunas, aunque no creas en las cosas en las que creo, aunque te niegues sistemáticamente a salir con mis amigos. Te amo porque te empeñas en mantener tu individualidad y me ayudas a conservar la mía, porque no piensas que dejé de amarte cuando se me olvida hacer algo que me pediste, porque cedes en lo que sabes importante para mí y no en mis caprichos.

A veces quisiera tener más tiempo para compartir entre semana, pero también sé que es importante que cada uno siembre en su parcela, que a fin de cuentas es la parcela común. Me gusta lo que tenemos juntos, más allá del tú o del yo. Me gustan los sábados o domingos de desayuno, periódico y café; las comidas con película y el cigarro de la noche. Me gustan nuestras mañanas robadas a la mañana y las noches de postfarra. Me gusta que me enseñes lo que sabes y que me preguntes de lo que sé. Me gusta saber qué esperar, no porque seas predecible, sino porque me dices cuando hago algo que no te agrada. Me gusta sentirme segura en tus brazos y saber que yo también te puedo proteger.

Quiero que sigamos así, construyéndonos todos los días, descubriendo juntos en qué se convierte el amor entre dos personas que han compartido sus vidas durante mucho tiempo.

domingo, octubre 23

¡Otro juego!

Esta vez se trata de escribir una carta de amor o desamor, a cualquier personaje real o ficticio, del pasado, presente o futuro; hombre, mujer, animal o quimera y publicarla el miércoles 26 de octubre en el blog de cada quien.

Para ver instrucciones completas, consultar a "La Poderosa".

viernes, octubre 21

Kermesse literaria


Dicen los del Ateneo Mexicano que es un festejo mundial. Dicen que se trata de festejar a la palabra, sacarla de su contexto; moverle el tapete, pues. Dicen que va a haber susurradores y globos de palabras, dicen que va a estar el Tigre Famélico ¡enjaulado! Yo, como Santo Tomás: hasta no ver...

El sábado 22 de octubre a partir de la 1 de la tarde, en la Plaza de Santo Domingo del Centro Histórico de esta Ciudad. Ahí mero enfrente de donde se murió de amor Manuel Acuña, de la casa de campaña de la Santa Inquisición y a los pies de la Corregidora de Querétaro.

¡A echar las letras a la calle!

miércoles, octubre 19

Del jardín de Oscar Cid

Habrá que llenarnos el cuerpo de tierra, hasta el tope, hasta el moco, embarnecernos, y esperar que nos crezca un árbol, flores, maizales; en los maizales huitlacoches y en las flores avispas; y el árbol... en el árbol zenzontles (y de vez en cuando prestar nuetras ramas para colgar esas cosas que se llaman columpios...)

http://www.lumbre-culebra.blogspot.com
http://sehadetenidounpajaroenelaire.blogspot.com/

martes, octubre 18

Va de nuez, pero no es lo mismo


HOY, martes 18 de octubre; 19:00 horas

CASA DEL POETA RAMÓN LÓPEZ VELARDE
Av. Álvaro Obregón No. 73, Col. Roma

PRESENTAN:

Roberto Borja
Ninett Torres

NO HABRÁ VINO DE HONOR,
pero venden chelas y además
se va a poner muy bueno.

AHÍ NOS VEMOS.

domingo, octubre 16

Es que tú no sabes...

Se cayó de un segundo piso, agarrado a una reja que se desprendió con su peso. ¿No sabes que pudiste haberte matado? , contestó contrito. Muchos días después, pasado el susto y el enojo, a la misma pregunta responde: No me maté porque Dios me quiere. Dice él, que en sus 18 años no ha recibido educación religiosa alguna.

La semana pasada, tapando un pase en el recreo ("descanso", porque recreo es de los chiquitos), se fracturó un dedo de la mano derecha. Un miedo que parece estar midiendo las posibles consecuencias del accidente previo, le atempera el mal humor de ser absolutamente dependiente de los demás. Está asombrado y asustado por la fragilidad del cuerpo.

Entonces, en las prisas matutinas, responde al apuro: Lo que pasa es que tú no sabes lo que es estar roto... y que Dios ya no te quiera.

lunes, octubre 10

9

¿Quién puede soportar cuatro velas
velando a una rosa?
¿Quién puede soportar una mano
arrastrada por el río
cuando iba a alcanzar a otra mano?
¿Quién puede soportar un temblor
en el rostro consagrado de un muerto?
¿Quién puede soportar un tumulto
en el pozo de una noche sin dios?
¿Quién puede soportar que algo termine
mientras todo lo demás continúa?
¿Quién puede soportar el contrapunto
de esta música negra
y estos silencios blancos?

Quien pueda soportar
que pase al frente.

¿Pero al frente de qué?

Roberto Juarroz
Sexta Poesía Vertical
1975

viernes, octubre 7

El juego de Bito

El destino, con esos juegos retorcidos en los que es maestro, nos había puesto otra vez frente a frente. Los primeros días no pudieron ser más incómodos… aquella historia… la despedida... tantos años… Pero no podíamos esquivarnos por más tiempo, después de todo siempre nos divertimos mucho juntos. Así que un café acá, una cerveza allá, siempre en la seguridad que dan las multitudes, hasta este momento…

Otra vez estoy en sus brazos, pero para mí las cosas son tan distintas… Sé que en ese entonces lo busqué con insistencia, después de todo era yo tan joven e inexperta… y él me enseñó cosas tan fundamentales. Ahora, entre sus brazos después de tanto, caigo en la cuenta de que lo sigo buscando, de que me encanta cómo se acoplan nuestros cuerpos, cómo comparten el mismo ritmo, la cadencia, de que el mundo desaparece alrededor de este placer delicadísimo.

Me basta abrir los ojos para encontrar en sus pupilas el eco de nuestros jadeos y prometerme que este será nuestro último baile.

martes, octubre 4

Tarros y cenizas

En un buceo absolutamente irresponsable por la blogósfera, dada la cantidad de trabajo que tengo pendiente, encontré un grupo de bloggeros y un juego que me redimen por completo. Échenle un ojo, a ver si se apuntan:

Con barro en los zapatos.
De poder elegir, habría dejado mi cuerpo atravesado en la silla,
como la toalla húmeda,
como el pantalón de ayer.

No me mires.

Esa agua turbia en mis ojos
la dureza en los labios
la angustia de la garganta
no sé a quién le pertenecen.

Mías son las lágrimas
pero no la rabia.

jueves, septiembre 29

Señoras y señores, este sábado primero de octubre a las siete de la noche en la librería "El Hallazgo", se presenta el sorprendente, el nunca bien ponderado, príncipe de la aristocracia arrabalera, el confabulador nocturno, único capaz de acordarse de aquello que nunca ha ocurrido, hipnotizador de serpientes, embelecador de hetairas, prófugo de la academia, caballero andante de las deidades terrenales, campeón del conquián en las alcantarillas de La Portales, fundador del verso desmedido, coronado con la sonrisa de datura en la soberanía etiópica, ¡el confabulador nocturno, el superhiperbólico, el nunca bien ponderado Tigreeee Famélicoooo!.

Esta vez presentará, de viva voz, de cuerpo presente y con un auditorio real, el cuento El espejo y la máscara, de un escritor argentino casi desconocido: Jorge Luis Borges.

No se pierdan este espectáculo escénico de la memoria oral, único donde la escenografía se instala sobre la imaginación del propio auditorio. No se pierdan, pues, al Tigre Famélico este sábado primero de octubre a las siete de la noche en la librería "El Hallazgo": Mazatlán y Juan de la Barreda, en la colonia Condesa.

RR

miércoles, septiembre 28

Reenvío

Una invitación, de parte de Araceli Herrera, fotógrafa:

Les escribo para invitarles al Aniversario de la Casa de Cultura "Jesus Reyes Heroles". Expondran todos los talleres de la Casa de Cultura...

Vengan a compartir estas exposiciones: pintura, fotografía, tallado en madera, vitral, poesia...

La cita es el viernes 30 de septiembre a las 19:00 hrs. en Francisco Sosa # 202, Barrio de Santa Catarina, Coyoacán.

Un abrazote.

viernes, septiembre 23

Nadie saldrá herido de esta playa donde los cangrejos gastan alas de mariposa
y sueños alcancía
multitonales.

Nadie saldrá herido mientras las islas se hacen penínsulas y las tardes continentes.
No importa que el alboroto se instale junto a su silencio
que el vendaval irrumpa en sus cajones;
ambos se marcharán de puntitas
con su carga de letras
de semillas
de relámpagos y truenos.

Nadie saldrá herido porque las calles,
las ventanas rotas,
el piso de los suicidas,
los trenes desahuciados
y la cal
.--------------..............................¡la cal!
se vuelven sonido
y los globos son inmortales en las manos de los niños.


Nadie saldrá herido
aunque el mar se calle en mi ventana
y los barcos naveguen lejos de sí mismos.

No.
Nadie saldrá herido.
Porque todo cabe en los sueños
y en las palabras.

martes, septiembre 20


Piensa el pensamiento
oruga, verde, tierno;
teje con vieja parsimonia
su capullo:
sedosa palabra.

Descanse en paz, don Alejandro Avilés

Llora la cera en su llama
pidiéndole aliento al aire.
En voces cortadas busca
modo de despabilarse
porque el alma se le ha puesto
negra de tanto quemarse.

Llora la cera su muerte
y en lágrimas se deshace.
Mástil le crece de humo
en el río de su sangre
y las velas se le tuercen
por los caminos del aire.

No huyas, cera, la noche
que te anunciaron las aves
ni las ondas que te cercan
del agua que tú lloraste.

Que en este mundo de sombras
no hay más cera que la que arde.

* * *

Alejandro Avilés (1915-2005), sinaloense; profesor, periodista, escritor, poeta. Parte del grupo de poetas denominados "los ocho", junto con Rosario Castellanos, Dolores Castro, Efrén Hernández, Octavio Novaro, Alfonso Méndez Plancarte, Ignacio Magaloni y Roberto Cabral del Hoyo. El lenguaje tan claro de sus poemas contrasta con el carácter de los temas que trata; en eso me recuerda a Lolita Castro. Un abrazo a María Eva.

domingo, septiembre 18

De Antología

Aunque los días previos tuvieron lo suyo entre noticias, llamadas, correos y visitas, oficialmente la historia comienza el jueves a las 2:30 de la tarde, con el descorche de la primera botella. Cuentan que comida, vino y música eran abundantes; abundante también la asistencia y aunque algunos esperados no llegaron (se les extrañó, qué duda cabe), concurrieron tantos y tales personajes que por un momento pensé que era la fiesta del juicio final, donde todas las épocas (y yo agregaría, varias dimensiones) confluyen para dar y pedir cuentas. Aquí se daban y pedían tragos, tamales (¡qué tamales!), cigarros, bailes y todavía no sé si corazones. Cuando al presentar a dos amigos me encontré diciéndoles "Si ustedes dos se conocieran se caerían muy bien" caí en la cuenta de que quizá me había tomado dos mezcales menos de los que merecía la fiesta (y de los que merecía el propio elixir, desempacado directamente del agave oaxaqueño a mi coleto).

A qué hora se fueron los que se fueron y se quedaron los que se quedaron, no lo sé decir. A lo mejor se fueron todos y las voces y bailes y brindis que sonaron todavía hasta la medianoche del viernes hayan sido ecos de la fiesta... creo que en realidad pudo ser la realización de la mejor idea de convivencia entre seres humanos modernos jamás anhelada. No hubo registro del alma, del cuerpo o de la voz que no se rindiera. Cuando al acabar un estribillo me encontré gritando: "¡Qué chingón se siente estar vivo!" cruzó fugazmente la idea de que tal vez había más chelas de lo conveniente. Afortunadamente fue solo un pensamiento fugaz y además ¿qué es lo conveniente?

El sábado no había más que fantasmas, creo. Tres de ellos vagaron por las calles del Centro, explorando otros registros del alma y de la voz... pero esas historias sonarán mejor entre estrellas de lumbre y tal vez con las imágenes del silencio. Todo ese ferviente caudal desembocó en un remanso menos agitado, pero no menos intenso, donde otra vez (qué dispersos) armamos nuestro circo de tres pistas. Entre el baile y la charla, con los cuerpos cansados y las palabras ávidas recibimos el domingo con un ferviente deseo de que el tiempo se detuviera para siempre en esa plenitud. A las 2:30 de la mañana bajamos la cortina (si, me acabo de dar cuenta de la coincidencia con la hora, pero juro que no hay ninguna pulsión estética).

Gracias, pues, a todos los que prepararon, fueron, mandaron, desearon y pensaron la fiesta del quince. Gracias a todos los que se entregaron a la parranda y compartieron baile y charla. Ojalá estén también compartiendo la alegría del recuerdo. Y la cruda.

lunes, septiembre 12

La penumbra, acentuada por el leve resplandor del domo en el techo, envolvía completamente la habitación. La sensación de una presencia arrancó a la mujer de su sueño. ¿Se habrían metido a robar? Se levantó a revisar la casa. Nadie.

Qué extraño, la sensación persistía. Se acostó. La certeza de un peligro enorme y cercano comenzó a helarle la sangre en las venas. Intentó inútilmente recordar los fantasmas infantiles ahuyentados en los brazos paternos y razonar la naturaleza racional del peligro. El temor crecía y se hacía cada vez más presente.

Despertó al hombre que dormía a su lado: “Tengo miedo” le dijo, “prende la luz”. El hombre abrió los ojos y la oscuridad lo llenó por dentro. Se incorporó, se sentó en la cama de espaldas a la mujer y ella vio claramente cómo su cabeza se hundía en las tinieblas. Los hombros del hombre sin cabeza se estremecieron mientras una voz sin labios preguntó por el interruptor.

El miedo era cada vez más cercano y la mujer no pudo ni siquiera gritar, su voz sonó apenas: “Ya prende la luz, por favor”. Cerró sus párpados instintivamente ante la claridad que debía borrar cualquier sensación espectral. Pero no fue así.

Algo se estaba fraguando muy cerca de ella; podía sentirlo. Sabía que algo escrutaba en el tiempo y el espacio buscando y esa noche había encontrado. Sentía sus fríos susurros recorriéndole la espalda y succionando cualquier resto de cordura. Aquello se preparaba para dar el golpe final ¿Cuál sería? ¿locura, suicidio...? ¿asesinato?

Podía sentir la palidez de su cara, los dedos helados y engarrotados. Buscó al hombre con los ojos y descubrió la oscuridad en su mirada. Lo vio huir despavorido de la casa. “¡Cobarde!” gritó mil veces el terror de la mujer y sus músculos llegaron a su máxima tensión.

Sintió la sonrisa del miedo en el oído y lo miró irse detrás del hombre. Segundos después, el prolongado rechinar de unas llantas le arrancó un grito ahogado o tal vez el golpe seco que sonó en la calle se hizo eco en su boca. Silencio.

Una repentina sensación de calma la inundó por completo. No había peligro. Ya no había peligro. ¿Qué habría pasado si él no huye? Un imperativo agotamiento abortó la posibilidad de cualquier respuesta en su cabeza. Agotada, durmió hasta muy entrada la tarde. Ni siquiera escuchó llegar la ambulancia.


De Innombrables

domingo, septiembre 4

Para mi hijo

“El universo de los niños es más grande que el de los adultos” me dijo un habitante del mediodía que hace no mucho tiempo comía hormigas.

Se levanta y desciende de la montaña. Es probable que en el valle lo esté acechando la fiera criatura que juró devorarlo, pero no le importa porque viste un manto que lo vuelve invisible. Nada entre sus amigos los cocodrilos hasta la cascada y de regreso. Ahora tiene hambre. Tal vez mamá haya preparado algo rico y no sea necesario salir a cazar. Después, quizá tome su patineta y desafíe a los cuates de la cuadra a bajar las gradas o le declare la guerra a un ejército hasta que se le acabe el crédito de la maquinita. Luego todo se vuelve confuso, el mundo es a veces tan pequeño, la gente tan lejana y la soledad vuela en círculos cada vez más bajos. A ratos una especie de locura lo arrastra a confines insospechados. Parecería que el mundo que conoce estuviera desapareciendo.

Pero si oye con atención, tal vez escuche la música del universo. Y entonces regresará a la montaña a contarle mentiras a la luna, niño-poeta.

Abril de 2002

miércoles, agosto 31

Quise bailar y fui llama
..........................................el espíritu sublimando a la materia;

las notas,
dedos ígneos
que tocan las escalas más altas
del alma.

Vuelo incandescente
la danza.

domingo, agosto 28

Para Silencio

de parte de Lety Ricardez

No sabía que los gatos de Cheshire estuvieran
siempre sonriendo; en realidad, no sabía ni
siquiera que los gatos pudieran sonreír.
Lewis Carroll

El gato flotaba sobre la ciudad.

Sus ojos seguían las luces
.....................................................enloquecidas almas en pena.

Sonrió.

Su pálida sonrisa se vislumbró apenas
entre el humo.

Entonces, desapareció su cola
..................................................y con ella un tramo de ciudad.
Luego, sus patas
.......................................y otro pedazo,
la panza
.............................uno más
el cuerpo
..................... . .
la cabeza.

Desperté sobresaltada.

Por la ventana
me saludó el cuarto menguante.

Y un Silencio.
De Onírica

sábado, agosto 20

Parece que fue ayer...

Memorias de una diletante

Era el martes 13 de junio del 2000. Seguramente ni cuenta me di en ese momento del inicio cabalístico, porque para entonces casi todo en mi vida era mala suerte. “El que hace del pan su paraíso, hace de su hambre el infierno” escribió hace mucho tiempo Antonio Porchia y cuando lo leí, tiempo después de ese martes 13, me reí de muy buena gana, porque en esos infiernos andaba. En fin. Raquel Olvera me ha salvado la vida en diversas ocasiones y su invitación a que asistiera al taller de poesía “Cardo” fue otra vez providencial. No solo había logrado sacarme de mi entierro voluntario; me inició en esta locura a la que no he sucumbido porque me defiendo como gato bocarriba y me cosió para siempre en el alma el espíritu del taller. Ahí llegaba yo a su departamento en Coyoacán, todos los martes, con mi cara de susto y casi sin sentirlo se me fue acomodando la vida. Ahí conocí a Nora Carrillo, Ninett Torres, Xavier Villareal, Oscar Cid, Oscar de Pablo, Mauro Ramírez, Tonatiuh Mar; también a Lety Ricardez, que era compañera del taller a distancia, pues vive en la ciudad de Oaxaca. Tenían ya algunos meses trabajando.

Bueno, pues. A lo que te truje. Mi primer apunte: Nicanor Parra (1914) “Mi posición es ésta: / el poeta no cumple su palabra / si no cambia el nombre de las cosas...” y ahí habría querido cambiarme por otra, porque cuando Raquel nos puso un ejercicio, yo miraba alrededor y veía tanto joven poeta –y eso que no había leído sus trabajos- y me sentía bastante insegura, la verdad. La siguiente sesión, Edgar Allan Poe y La filosofía de la composición. Presenciamos paso a paso la creación de un poema clásico (El cuervo), la concepción del ambiente, la elección de su longitud , de su color, del desenlace; el control del lenguaje, del ritmo... generoso Edgar. Y un ejercicio para entregar, que no he entregado aún. Otra sesión y Francisco Hernández. Mardonio Sinta nos puso a rimar. Yo creo que aquí empecé a engancharme de verdad; por lo menos, mi cuaderno está lleno de ejercicios después de esa sesión. Leímos un poema de Moneda de tres caras, el que Francisco le escribió a Robert Schuman y me tocó narrarle la clase a Lety Ricardez por internet. Luego, Eduardo Milán, laberíntico risueño, jugador del sentido y la repetición. Otro apunte: “Escribir es no volver la cabeza y preguntar ¿voy bien?”. Seguíamos rimando, haciendo coplas y espinelas. Empecé a alimentarme de lenguaje, de su sonido y su sentido. Supe, por ejemplo, que me gustan las esdrújulas. En otra sesión, Roberto Juarroz, el riguroso, el que escribe el intersticio, el mucho antes y el mucho después; el que (lo supe luego) se quedó sin abismos cuando murió Porchia.

La segunda edición

Jueves 27 de julio del 2000. Primera sesión de lo que habría de ser el Taller de Percepción Poética, en la Casa de la Cultura Tomasa Valdés. Tres preguntas fundamentales: ¿qué es la poesía? ¿qué es la palabra? ¿cuál es la diferencia entre poesía y poema?. Así empezó. A través de Funes, el memorioso, aprendimos la importancia de nombrar. Jueves 3 de agosto, Altazor. Vicente Huidobro, el buscador, el que deconstruye para encontrar. Aquí conocí a Ivonne Mendoza, a Carla Mariana, a Carmen Bassols, a Alma Delia y luego a Fabiola López y a David Borja. Encuentro trabajo y se me pierden cuatro meses de clase. Lo último que recuerdo fue haberle escrito a Lety Ricardez: “siento cómo los engranajes del aparato burocrático van dando cuenta de mi delicada piel de poeta”. No sé si reir o llorar.

Siguiente apunte, fechado el 23 de enero de 2001. Ivonne: “El poema es la aprensión de la poesía” (falta de ortografía imperdonable la mía, pero así lo escribí). Paz: “El poema es el lugar de encuentro entre la poesía y el hombre”. Deduzco entonces que ya estábamos leyendo El Arco y la Lira y como “a grandes males, malos remedios”, me curo mi prejuicio contra Octavio recetándome a la par Sor Juana Inés de la Cruz o Las Trampas de la Fe. Banquetazo poético, a decir verdad, porque se podrá decir lo que sea, pero pocos son tan claros con el quehacer poético (yo no había leído a Gorostiza, habría que aclarar). Se me atravesó por ahí otra cita: “Además del conocimiento, la emoción, es decir, el sentimiento, es también una manera de penetrar en la verdad de las cosas”; Jacinto Canek. El lenguaje, verso y prosa, el ritmo, la otra orilla... Paz enamora a la musa y la describe enamorada, te toma de la mano y te va llevando cuadro por cuadro en este periplo que nos dejó Salvajes, locos, niños y poetas. Terminé esta segunda etapa como estudiante a distancia y con un par de lecturas en público o cuando menos, con sillas enfrente. Ya me alimentaba de poesía.

Tercera llamada

16 de enero de 2002. Tacubaya y transmutación. Las sesiones serían en la casa de Oscar Torres, en la colonia Roma; el texto, El poeta y la crítica. López Velarde, La suave patria y el romanticismo. César Vallejo, Trilce y la ira de dios. Vicente Huidobro, Altazor y la búsqueda de la esencia. José Gorostiza, Muerte sin fin y la transparencia (y me enamoro, por supuesto). Pablo Neruda, Los versos del capitán y algunos discursos. Luis Cardoza y la poesía que crece desde adentro y las cosas que no existen si no se nombran. José Lezama Lima, ¡ay! y la generosa complejidad. Tres sesiones o más nos llevó desmenuzar a este gigante. Rosario Castellanos y el mito. Roberto Juarroz y la poesía que crea realidad, “porque es la mayor realidad posible”. Jaime Sabines, Tarumba y la sencilla humanez. Fin del libro y el taller continúa. Dolores Castro y la ausencia de ripios, el lenguaje llano. Para entonces, Oscar Torres se nos había ido a Tuxtla Gutiérrez y estábamos salvajeando en el Patio de Sor Juana. Para entonces, ya se habían integrado al taller Roberto Ramos, Azucena Serralde y Román Guzmán, y Teresa Irazaba se daba sus vueltas. Para entonces, mi vida ya está llena de apuntes y pies de poema, que espero algún día andarán.

Junio de 2002. Jorge Luis Borges y su Arte poética. Seis conferencias, seis temas y otras tantas sesiones. Ritmo, imagen, metáfora, épica y dos mas. Raquel Olvera se promete que lo que resta de este año lo dedicaremos a escribir y que el año que entra empezaremos a ver traducciones. Por lo pronto ya nos puso tarea: un ensayo, un heterónimo, poemas crípticos. Ya terminé el ensayo.

Septiembre de 2002.


* * *

El martes 23, a las 19:00 horas, en la Casa del Poeta Ramón López Velarde (Álvaro Obregón No. 73, entre Córdoba y Mérida, Col. Roma), se presenta A la caza de intangibles, de José Antonio Matesanz.
¡Allí nos vemos!

martes, agosto 9

Paseo dominguero

Nos fuimos de Temazcal. Después de una semana negra, el paisaje de las nopaleras en sus terrazas volcánicas y la frescura mañanera del bosque ya eran un buen augurio. Nos recibió en nahuatl, sobrio y amable, don Juan Melo; fuimos por el sendero desde las cactáceas y los pinos y el ocote y los cedros, las plantas medicinales, el sotobosque cuajado de helechos, la incubadora de setas, el teochol, los resumideros, el Camino Real por donde entró Zapata al DF, la lombricomposta, los plantíos de árnica y toronjil y chícharo y haba, el ocopiaxtle, el vivero forestal, el invernadero con setas, las ollas de captación de agua pluvial, una celda solar que abastece la batería que alimentará la computadora, unas inenarrables quesadillas de maíz nativo y el baño seco, hasta uno de los dos temazcales.
Doña Giralda, con sus increíbles 74 años ya nos esperaba con su manojo de pirul, mientras saboreábamos nuestro té de toronjil y nos preparábamos para entrar al seno del iglú de barro. Una vez adentro, doña Giralda le ofreció pulque al temazcal, "Germán", y le pidió que nos tratara bien. Acostados sobre una cama de hierbas, fuimos rameados uno por uno como lo ha hecho desde los 14 años esta mujer impresionante. Y paciente, porque a pesar de que nos la pasamos de cotorreo, solamente al final nos hizo una leve reprimenda: "Ya cállense, porque les va a doler la cabeza".
Después de enjuagarnos, nos esperaba Giovanni afuera con una cobija; nos arropó de pies a cabeza y nos fue acomodando en los petates, para descansar. Se supone que tendríamos que haber dormido, pero escuchábamos a lo lejos el olor de las quesadillas y más cerca los quejidos de la tripa y una vez cubierta la formalidad de yacer entamalados un rato, corrimos a invadir la cocina. Ahí, Silvia y las demás se afanaban en la hornilla sacando carretadas de quesadillas que fuimos enguyendo sin vergüenza, hasta la última hebra de queso, de flor de calabaza, de setas. Agua de jamaica, más té de toronjil y café de la olla ¡ah! y unos traguitos de pulque (:S), bañaron el festín. "La próxima vez que vengan, nos avisan y les preparamos un pollito enchilado con nopales y flor y queso, y una sopita de setas y frijolitos" fue la promesa.
Salimos de ahí cargados de abono orgánico y plantas. Ya de regreso, paramos por nieves, dulces típicos, más plantas y muchas macetas.
Y ni siquiera tuvimos que salir del Distrito Federal.

* * *

En "La Gran Palapa" (Sacacalchicahua), la gente de la comunidad de Santa Ana Tlacotenco, Milpa Alta, ha desarrollado este Centro Ecoturístico que muy orgullosos comparten con los visitantes. La posibilidad de vivir del producto de la tierra, conservando el bosque y su cultura los llevó a trabajar arduamente durante tres años. Ha valido (muchísimo) la pena su esfuerzo.
Así que más que un comercial, esto es un reconocimiento.
Y también un comercial:
"La Gran Palapa", kilómetro 28.5 de la carretera Xochimilco-Oaxtepec.
Teléfonos: 5844-1157 (Pedro Rodríguez) y 5844-4159 (Gabriela Castor).

lunes, agosto 1

Soneto

Del misterio, del mar y de los sueños,
perdida, está mi alma enamorada;
mas no quiere contarles la cuitada
a qué le sabe el fuego de esos leños.


Tan pronto como alcanza los costeños
linderos, la vigilia arrebolada,
levanta su gozar la muy malvada,
esconde los vocablos más risueños.

Y aunque el placer se queda -no me guardo
de evocarla, a mis anchas, conmovida-
no ilumina la pluma de su bardo,

no libera su sangre enmudecida,
ni me deja gozar ¡ay, dulce dardo!
de cantarle a mi alma, ardiendo en vida.


De Onírica
* * *
ANUNCIO

Hoy, jueves 4 de agosto, se presenta la Antología "Cardo. 5 años" en Buenos Aires.
Haz click aquí

martes, julio 19

El otro centro histórico. Andante e non tropo.

Sobre Moneda rumbo a la Merced, pasando por Santa Inés, el palacio del Arzobispado (donde el mito guadalupano se institucionalizó), la casa de la primera imprenta, la calle de Correo Mayor, la Academia de San Carlos (ese recorrido de Posada, Orozco, Rivera, Frida) se distingue a lo lejos en la bocacalle el típico manto de los altares guadalupanos. Ya más cerca se nota que la tela no es verde con dorado, sino negra; un tul negro tachonado con flores plateadas y negras. ¡La Santa Muerte! Una ofrenda casi vudú se extiende a los pies de una enorme efigie de la descarnada en cuyas muñecas porta listones de color (igualitos a los de San Charbel) y pulseras Livestrong; estatuillas de diversos tamaños flanquean la ofrenda, presidida por lustrosas manzanas. De espaldas al zócalo, sus cuencas vacías tranzan nuestro rumbo.

Los ambulantes en la banqueta ofrecen los productos más modernos; sin embargo, su entorno los colorea de sepia. Ya la esquina de Moneda y Santísima pertenece a otro tiempo. Una iglesia la domina con su fachada churrigueresca; el boato del frente lo desmiente su saqueado interior: unos candeleros góticos, las descoloridas cúpulas y una grieta en lo alto, de cabecera a frontispicio. En la columna izquierda del altar, la inscripción grabada en la piedra: Sigue. La fábrica de iglesias del año 17** (los asteriscos son de mi mala memoria). La salida del costado nos descubre un graffiti plúmbago y matorrales pastando en las añosas caderas de la Iglesia de la Santísima.

Confesada mi hambre cuadras antes, vamos a comer unos deliciosos tlacoyos con queso y chile guajillo. La nuevura del local recién remodelado contrasta con las construcciones aledañas, eminentemente coloniales. Reemprendemos la marcha saboreando un agua de chilacayote, cuyo sabor creí sepultado para siempre en los recuerdos de infancia. Ya no sé el nombre de las calles; esas son preocupaciones de una época que quedó manzanas atrás. Las calles son cada vez más estrechas, hasta convertirse en callejones de milagro. Tras las puertas abiertas cantinas setentonas, vecindades de patios soleados y escaleras de piedra; al fondo, la torre de San Pablo. Pasando el callejón no hay ambulantaje, la gente compra los víveres del día en la tienda de la esquina, frutas y verduras exhibidas ordenadamente al pie de unas estrechísimas entradas.

Tampoco recuerdo si el casco de una hacienda del siglo XVII con escudo de armas y puente frontal y el antiguo acueducto están antes o después, pero sí recuerdo claramente la sorpresa que guardaba la Casa de la Talavera que fue casa del marqués de Aguayo, fábrica de textiles, curtiduría de piel, fábrica de loza de talavera, casa de recogimiento de mujeres casadas, escuela Gabino Barreda y bodega de La Merced, como informa de corridito el encargado de este Museo de Sitio, en su basamento conviven dos periodos aztecas y uno colonial. Las paredes guardan el recuerdo del decorado de lo que fue un tapanco. Obcecados en mirar el resto, trasponemos la reja de la esquina a la izquierda: un golpe de luz bermellón sobre el patio interior empedrado y lleno de plantas, dos niños jugando y un pozo, seco. En lo alto de una puerta vidriera leemos: “Ave María Purísima”.

A dos cuadras de ahí, el Ex-Convento de la Merced, cerrado, ocultas tras enormes biombos las columnas talladas de su patio central. Por la calle de los niños Dios, volvemos sobre nuestros pasos hasta el antiquísimo barrio de Mixcalco, donde en un tiempo hubo baños sauna que frecuentaban luchadores y boxeadores de los barrios aledaños; ahí, en un local que habría pasado desapercibido para cualquiera menos para el conocedor ojo de mi guía, compramos un delicioso pan de la Huasteca: carteras de queso, pan de piloncillo. Rico, de verdad. Ya con nuestro lembas en la faltriquera, pasando por la escuela de ciegos, llegamos a la plaza de Loreto, delimitada por la iglesia de la Salud, unos viejísimos portales y el Templo de Loreto.

En el centro de la plaza hubo alguna vez una fuente de cuatro surtidores, donde los habitantes del barrio se abastecían de agua. La sustituye otra que, no obstante ser obra del arquitecto Manuel Tolsá (según la página electrónica de la Delegación Cuauhtémoc), aunque bella, luce seca y descuidada; alrededor, los sillares de piedra son un cuadro costumbrista: en un extremo un grupo de prostitutas cotorrea; frente a ellas una familia descansa de la compra sabatina, hombres leyendo el periódico al lado de una mujer vestida pulcramente de café, que muy seria sostiene su bolsa sobre su regazo pudoroso, prostituta también. Los diableros transforman su vehículo en cama temporal sobre el pasillo que nos lleva al frente del Templo que está inclinado hacia su costado derecho. Los vitrales del crucero, en la base de la altísima cúpula, son de una belleza gótica; frente a nosotros, cubierto, el espejo que debía exhibir las llagas de un Cristo casi desvanecido en su silla.

Siguiendo por San Ildefonso, la Universidad Obrera en cuyo patio interno la efigie de Lombardo Toledano me contempla desde mi pasado; al lado, el antiguo colegio de San Pedro y San Pablo que solamente se puede ver desde afuera porque “no es museo”, con su piedra labrada. ¡Cómo hay imágenes talladas en los edificios del centro! Nichos en las esquinas, medallones en las fachadas, testimonios que contemplamos sordos de no entender. Si los recuerdos que habitan aquí fueran míos, habría niños jugando futbol y tal vez... pero no, no me pertenecen.

De ahí al barrio de los Estudiantes hay un paso. Donde hubo alguna vez casas de huéspedes para estudiantes, nombres como José Martí, Juan de Dios Peza, Manuel Acuña, Gutiérrez Nájera, Servando Teresa de Mier son exiguamente recordados en inscripciones patrocinadas por El Buen Tono, S.A. Aquí vivió, aquí murió, aquí está enterrado. Sorprende no encontrar más nada en la esquina donde murió de amor Manuel Acuña, donde vivió su época más feliz José Martí (Vitier y Ayala dixit), donde se reunía con Gutiérrez Nájera, donde Juan de Dios Peza escribió su “La vida pasa y el mundo rueda, / y siempre hay algo que se nos queda / de tanto y tanto que se nos va”, donde reposa al lado de la Inquisición el que pasó su vida escapando de ella.

Aunque la caminata no fue larga estoy agotada emocionalmente. Cada esquina, cada plaza, cada edificio albergan tal historia y tal concentración estética que todavía no logro asimilar. Escribiendo esto me queda claro que tengo que volver, debo buscar el eco de mi voz en esas calles.

* * *

Ya de regreso en el siglo, nos sentamos a conversar en una terraza a espaldas de Catedral. Las nubes que nos seguían los pasos ya cubren con su dosel de pizarra el horizonte. De pronto, tímido, aparece un arcoiris con un pie en el campanario y otro en el rumbo de Loreto: parece un agradecimiento o tal vez una invitación. El Tigre Famélico habría dicho que era nuestra conversación proyectada en el cielo.

sábado, julio 16

El otro centro histórico. Preludio II

Te he dicho Mar, que detrás de cada piedra la humedad forma fantasmas que persiguen los flashes de las fotografías que despiertan a los santos presos en los altares. Porque todo parece de piedra, hasta la madera olorosa que con el tiempo se transformó en confesionario o en cruz o en puerta labrada. Será que a los ángeles les gusta el olor de cedro y las escaleras retorcidas y subir como nosotros a escuchar de cerca las campanas, su voz mineral, oxidada, bélica. ¿Escuchaste Mar? Se escuchan los ruidos de los pasitos de los pies de oro que las mujeres de cera colgaron a los pies del santísimo. O el sonido de los corazones milagrosos que laten (pum pum) en los miles de pechos de San judas. El diablo –decía mi padre- vivía en las criptas de la catedral, encadenado ¿será que el frío que se siente es para provocarle al diablo un resfriado? Subamos más, hacia los techos de las palomas y las torres de marfil y de cantera, donde la campana condenada al silencio nos puede contar en voz baja y al oído su triste historia de asesina imprudencial.

Desde aquí podemos ver ese enjambre de gente que parece caminar en círculos, esa multitud de cargadores que arrastran sus feroces diablos dejando brechas de vacío que se vuelven a llenar inmediatamente. Y las cúpulas, Mar, las cúpulas que parecen chipotes de esta ciudad que se mueve siempre, que se despierta tarde como un pueblo, con un bostezo estrepitoso de patas de pollo, de tortas de tamal y de ropa usada y películas pornográficas. Desde aquí vemos toda la falta que hace el cielo, los nervios agitados, los golpes en las espinillas en cada puesto ambulante, vemos también los armatostes metálicos plagados de bisutería, de flores falsas, de calcetines, de tallas y colores. Poco gris, casi nada, las lonas son las nuevas calles rojas, azules y verdes. Poco gris, Mar y para el color es espléndido. Bajemos pues por esas escaleras intestinadas y por los mapas de mugre de las paredes internas de la catedral. Dejémosle un candado al Santísimo para que calle a los grillos, a las sirenas y a las bocinas necias que suenan asmáticas en las calles. Y de paso, si el tiempo lo permite, colguemos Mar, un listón anaranjado a los pies de San Charbel para que las campanas no sufran de ronquera y sigan, como hace quinientos años, gritando eufóricas, el Ángelus que hace que la gente cambie los “Buenos días” por las “Buenas tardes”.


AA

jueves, julio 14

Espacio para publicidad


¡Hoy es! ¡Hoy es!

Léase con la tonada de "A-Mo-A-To", palmoteando y brincoteando de un pie a otro, con estilo por favor. Si la coordinación motriz es baja, puede dar brinquitos con los dos pies juntos; eso sí, el palmoteo es imprescindible.

La cara debe ser como la de un perro a punto de recibir un pedazo de chorizo. Si los cánidos no son lo suyo, acuérdese de la primera vez que cobró por un trabajo. Si esta situación tampoco le es familiar, prenda la televisión en Discovery Channel y espere un documental sobre tortugas tomando el sol.

Si la tonadita, el palmoteo y lo demás no es una opción para usted, lea este post de corrido y prepárese para asistir, que eso sí es obligatorio.

Si después de todo esto no tiene pensado ir, usted se lo pierde.

¡Allá nos vemos!

domingo, julio 10

El otro centro histórico. Preludio.

-Ese retablo solamente puede describirse con sonetos gongorinos.
-¿Y ésta parte del centro?
-A lo mejor en prosa, pero se necesita una voz muy fuerte y a mí me salen pinceladas. Además he pasado toda mi vida aquí, me es muy entrañable; para mí este es el verdadero centro histórico. Me es muy cercano.
-¿Crees que necesitarías alejarte para contarlo?
-Sí tal vez. Pero si me fuera quisiera regresar a morirme aquí.

* * *

El campanario de la catedral es sobrecogedor desde la entrada: una pesada puerta de hierro detrás de la que se adivinan calabozos medievales franquea el paso a una escalera de caracol pétreo. La gente que viene detrás me impide detenerme a contemplar la bóveda con calma y atisbo apenas el yeso desconchado en las paredes. Sesenta escalones después, un descanso y otros más nos llevan a la torre oriente. La mirada queda cautiva por la escalera de cedro rojo, espiral dieciochesco que asciende hasta la cúpula, toda la madera ensamblada, sin clavos. Conozco las campanas cuyos ecos adornan diariamente el zócalo capitalino: Doña María de acentos dulces, la grave Don José. Felinos urbanos, nos desplazamos sobre las cúpulas de la catedral para contemplar la ciudad. “Allá se ve Loreto, allá está la iglesia del Carmen, ahí San Ildefonso” anticipa Armando nuestro recorrido.

Los campaneros de la Catedral no gastan joroba. El encargado de tañer la campana mayor con su badajo de doscientos veinte kilos, viste corbata y Nextel; sudoroso después de los cinco minutos del Ángelus se soba los brazos adoloridos. “¿Qué hace cuando no está tocando campanas?” le pregunto. “Trabajo en seguridad, pero cuando no hay voluntarios me toca ayudar acá arriba”. Continuamos a la torre poniente donde mora una campana de vuelta completa cuya corona de madera y hierro cobró la vida de un voluntario. Le retiraron el badajo durante cincuenta años y aunque hace dos que le devolvieron la voz, aún se la conoce como La Campana Castigada.

De regreso en la calle, emprendemos nuestro camino sobre la calle de Moneda más allá de la Soledad hacia el otro centro histórico.

lunes, julio 4

Otro de Innombrables

al principio fue sólo un deseo; pero ahora estaba ahí. Una brillante luz lo deslumbró. Sus ojos se habían acostumbrado, aun a través de los párpados, a la obscuridad casi completa de su entorno.

Su cerebro registró una sensación extraña en la piel. Dolía. No tenía forma de saber que era el frío de la nueva atmósfera. Un repentino ardor en los pulmones le hizo emitir un grito. Pero no murió.

Durante el largo viaje un complejo código había venido capacitando su cerebro para responder adecuadamente en el instante preciso. El propio instinto de supervivencia debía hacer lo suyo; el precio de cualquier falla era la vida. Una maniobra sencilla lo liberó del ducto, último vínculo con su cápsula protectora, lanzándolo a la incertidumbre de su nueva independencia.


Todo eso no lo supo en ese momento, sino mucho después de haber pronunciado su primera palabra: Mamá.


martes, junio 28

Beyond bloggs

Me siento como medium comunicando a los espíritus del más allá con los bloggeros. Armando Ayala aceptó el baton literario y aquí están sus respuestas:

Te envío el batón. La verdad me divertí mucho respondiendo (...). Mira... tantos libros tan queridos, tan necesarios... qué bueno compartir este gran amor por la letra impresa... una lista siempre es restrictiva... es tan temporal...

1. Número de libros que has tenido.
Difícil. Puedo considerar como míos los libros de mi papá: toda la serie Duda, cuentos de fantasmas, estudios Rosacruces, espiritismo, demonios, enciclopedias de la guerra mundial y del cine de Hollywood. En los libreros convivían Gog de Giovani Papini y estudios sobre el Santo sudario. Junto con monstruos marinos y extraterrestres, podías encontrar a Moby Dick, los clásicos, la colección de cuentos de Tradiciones y Leyendas de la Colonia y casi toda la obra de Ortega y Gasset. Una biblioteca amplia, caótica, como la que con el tiempo he ido fabricando.

No tengo todos los libros que quisiera. Entre los que he adquirido yo, tengo muchos de narrativa y poesía. Tengo también colecciones de cine, revistas literarias y libros de trenes también; de fotos de trenes (¿Te he dicho que me apasionan los trenes?)

2. Estás atrapado en Fahrenheit 451, ¿qué libro te gustaría ser?
Poemas humanos de César Vallejo.

3. ¿Alguna vez te enamoraste de algún personaje de ficción?
De todas las protagonistas de las novelas de Zweig y de Hesse en mi adolescencia. Cualquiera de mis enamoramientos posteriores puede considerarse una ficción.

4. ¿El último libro que compraste fue?
Fueron dos al precio de uno, en los libros de viejo de la calle de Motolinia: Eclipse de John Banville y Nombre falso de Ricardo Piglia.

5. ¿El último libro que leíste fue?
Un libro de cuentos de Ian Mc Ewan perturbador e impecablemente escrito, que se llama Primer amor últimos ritos.

6. ¿Qué estás leyendo actualmente?
Actualmente leo un libro de Kenzaburo Oé que se llama Arrancad las semillas, fusilad a los niños; aunque para el metro y las salas de espera estoy llevando Los ojos de Greta Garbo, un libro bellísimo de Manuel Puig de cuentos breves relacionados con el cine. El libro de poesía que estoy leyendo despacito es Suma de Maqroll El Gaviero de Álvaro Mutis.

7. Cinco libros especiales para tí.
Más difícil aun. ¿Pueden ser siete? En orden cronológico serían: El principito, Altazor, El arco y la lira, Pedro Páramo, Crimen y castigo, Rayuela, Pregúntale al polvo de John Fante. Si la pregunta fuera sobre autores, tendría que mencionar a Pessoa, a Lawrence Durrell, a Ciorán, a Lorca, a Borges...a tantos.

8. ¿Qué libro esperas con ansias?
Espero leer pronto un libro de ensayos y artículos de Roberto Bolaño que se llama Entre paréntesis; una novela de John Fante, Espera a la primavera, Bandini y La edad de hierro de J.M. Coetze.

9. ¿Qué libro me regalarías?
Regalar libros siempre es un predicamento porque termino regalando libros que me gustan a mí. Por eso te puedo dar opciones:

Cualquiera de poesía de Fabio Morabito.
El libro de la noche de Borges.
Un libro de pinturas de trenes de Rafael Cauduro.
Sostiene Pereira de Tabuchi

Entre otros.

10. ¿A quién le pasas el batón y por qué?
No conozco ningún Blogger y quizá conmigo se rompa esta cadena. Pasaría un hipotético batón a mi padre de no ser por dos eventualidades: su rechazo a las computadoras y su muerte ocurrida ocho años atrás.

domingo, junio 26

De eso se trata...

Toda esta semana el leitmotiv de mi destino fue la amistad. Con traviesos acordes o melancólicos bajos, de ida o de vuelta, dando y recibiendo... amistad.
Todo comenzó el lunes que Alberto entretuvo al maestro de Semántica para que yo pudiera llegar, corriendo, a entregarle mi trabajo. Me salvó la vida, de veras. El martes fue la premiación de Armando por la revista Punto de Partida; siempre es bueno perder el anonimato entre amigos. El miércoles Lilian me hizo el paro con un papeleo que hubiera tenido que hacer en el Centro. El jueves nos vimos en la casa de Raquel para recibir nuestra dotación de libros y organizar la presentación. La presión del viernes siempre es más leve si compartes un mal pozole xochimilca con un amigo. El sábado pasé toda la mañana con Raquel (si les cuenta que anduvimos viendo aparadores, no le crean) y nos despedimos con un helado de yoghurt; para la tarde vi a Soledad, fuimos al cine y comprobamos las ventajas de tener amigos cerca. Para rematar ese día, caímos en la nochecita a la casa de Ninet y ahí me encontré con Xavier, Alejandro, Wendy, Brenda, Oscar Cid, Oscar Torres, Ramón, además de Jean-Yves por supuesto, el pequeño Paul y mucha mucha gente, mucha música, muchos bocadillos, mucho trago, pocos hielos, mucha conversación (y muy buena), un mago, un cretino y muy tarde nos fuimos a dormir. Hoy domingo acaba de llegar mi hijo pidiendo ayuda para un amigo que tiene problemas con historia, así que me voy a hacer la cena.
Lo mejor que se puede sembrar en la vida son amigos; es una planta que siempre da buena cosecha.
Gracias.

jueves, junio 23

Soledad

Se sentó a mi lado en el pesero y soltó a quemarropa: "¿Para dónde vas?" Chilanga irredenta, me costó un poco asimilar tanta franqueza y además hacerlo rápido para no parecer descortés: "A San Luis", contesté. "¿Ahí trabajas?", continuó el interrogatorio; "si", "¿en dónde en San Luis?", "en la Corena", "¿qué es la Corena?", "la Comisión de Recursos Naturales", "¿no me das trabajo?". Si mi confusión aumentaba con cada pregunta, esta última me desconcertó por completo. "Yo no, seño, y hasta donde sé no están contratando nuevo personal. Pero si quiere le digo con quién puede hablar"; un dubitativo "ah" fue la respuesta. Silencio. "Me fui a confesar orita en la mañana", "ah ¿si?" (:S), "Si. Esque el doctor me dijo que tengo una depresión muy fuerte, pero no me quiero tomar las pastillas. El padre me dijo que me las tengo que tomar. ¿Me las tendré que tomar?". Me quedé como piedra. Yo que amanecí con el corazón engrapado al estómago ¿qué lo podía decir? "¿Estás casada?", "si", "¿tienes hijos?", "si" y yo, habilísimamente, antes de que ella colocara la siguiente pregunta tomé el sartén por el mango: "¿usted tiene hijos?", "si, dos. Pero ya se me casaron".
Creo que habría preferido seguir contestando monosílabos corteses. Maestra de Ciencias Naturales en secundarias técnicas recién jubilada, reciente viuda, con la hija recién casada y recién embarazada, la menopausia recién y recién la tristeza, también. "Voy a comprar carnita para un mole de olla... y luego me voy a acostar. O no, mejor me salgo ¿verdad? A caminar. Y a platicar con alguien. Porque ya hablo ¿eh? antes no hablaba. Como si no existiera. Bueno, ya me bajo aquí. ¿Usted cómo se llama?", "María Luisa. ¿Y usted?", "Soledad".

lunes, junio 20

Mucho ruido y pocas nueces

Volví.
Visto a distancia, el anuncio anterior sonaba catastrófico y en verdad era claro reflejo del estado de mi alma. Me esperaban cuatro días de angustia absoluta aderezada con múltiples recriminaciones por lo que pude hacer a tiempo y no hice. Para abundar en la descripción de mi irresponsabilidad académica, me permití intercalar en el plazo fatal una mañanita temazcalera.
Se acabó el semestre. Hace una hora llegué temblorosa a la Facultad a entregar mi último trabajo que la verdad no merece más de seis. De regreso a mi casa me prometí que no quiero volver a correr a la casa de la vecina para pedirle hojas blancas o fusilarme la bibliografía de los (poquísimos) textos que encontré a última hora en internet. A ver si me cumplo.

Batón
Por lo pronto se acaba también mi principal pretexto para no actualizar más seguido. Comienzo respondiendo el batón que me pasó Tristán:

1. Número de libros que has tenido.
No tengo ni la más pálida idea. De niña mi casa estaba llena de libros, muchos de ellos comprados expresamente mí (y para mi hermana menor, pero no cuenta :D ). Sin embargo, conforme fui creciendo me fui apropiando de varios más, que de todas maneras conformaron la biblioteca familiar, que es como una tenencia colectiva. Ya en el transcurso de mi vida económica activa he ido adquiriendo varios y aunque muchos se han quedado en préstamo permanente, fueron míos. También me he ido apropiando de los que lee mi hijo, aunque no los tengo. Así que los que tengo son mucho menos de los que he tenido.

2. Estás atrapado en Fahrenheit 451, ¿qué libro te gustaría ser?
La hojarasca, de García Márquez, para arder rapidito, rapidito.

3. ¿Alguna vez te enamoraste de algún personaje de ficción?
¡De todos! Todo aquel que fuera bandolero, pirata, revolucionario, raro, intrépido (pero con buen corazón) fue objeto de mis amores.

4. ¿El último libro que compraste fue?
Cabo Trafalgar, de Pérez Reverte. Espera ansioso sobre mi buró para que lo tome y lo haga mío.

5. ¿El último libro que leíste fue?
El último libro serio que leí fue Don Juan Tenorio, de José Zorilla. De los no serios, hoy en la mañana terminé de revisar Semántica lingüística de John Lyons.

6. ¿Qué estás leyendo actualmente?
Estoy entre libros, porque definitivamente no me sale leer más de uno a la vez. Además, me tengo que obligar a no leer nada que me pueda distraer de la escuela, porque termino abandonando los textos académicos.

7. Cinco libros especiales para tí.
Tendré que hacer un gran esfuerzo de discriminación, pero ahí van los cinco: El conde de Montecristo, de Dumas; Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar; El caballero inexistente, de Calvino; Momo, de Ende; Una historia del mundo en diez capítulos y medio, de Barnes. (¡Perdón a mis cuentos rusos, a Graves, a Ovidio, a Dolores, a Gorostiza, a...)

8. ¿Qué libro esperas con ansias?
Lo que espero con ansias es la llegada de la próxima quincena para correra a comprar El libro de las ballenas.

9. ¿Qué libro me regalarías?
Tengo la impresión de que cualquier libro que te regalara ya lo habrías leído pero creo que me decidiría por las Metamorfosis de Ovidio.

10.¿A quién le pasas el batón y por qué?
A Lety Ricardez, Porque yo así lo quise, al Tigre Famélico y a Armando Ayala, por puritita curiosidad. Se los mandaré por correo y les rogaré que me permitan publicar sus respuestas. ¿Se vale?

jueves, junio 16

Cerrado por inventario

Lo abro todos los días y lo contemplo durante media hora decidiendo si soy responsable o no. Luego me digo que no, bueno sí, pero con la escuela y me resigno a ser irresponsable con mis poquísimos lectores y voyeurs. Sobrevivirán, me digo enseguida.

Me voy de inventario, a inventar a ver qué cosa para mis trabajos finales.

Recen por mí, porque yo no sé. Bueno sí, pero no tengo tiempo. Deséenme suerte también por si dios no existe y la suerte sí, no vaya a ser que se ofenda.

Regreso pronto.

sábado, junio 11

De Innombrables

- 5 -


Suben, dan una voltereta y bajan. Parecen contagiados por la edad del malabarista. Ascienden, se detienen, hacen su pirueta con cuidado, con cuidado descienden los aros plateados, cascados, mugrosos. Cuando uno de ellos se eleve con demasiado ímpetu, tropiece y caiga al asfalto, revelará con escándalo la condición de su alma de triplay.

Con todo y todo, la peluca no acusa demasiada edad. Nació ridícula y un poco más de sudor o mugre no afectan demasiado su aspecto. Seguro le pesa el calor: entre los candentes martillazos de las arterias craneales de su portador y el sólido reflejo de la luz en cientos de parabrisas, su esbeltez adelgaza más aún. Flaca y transparente; lánguida como ayudante de mago, pensará divertida.

Las lentejuelas tintilan también lagañosas, arrugadas. Bajo el sol lucen como a mentira, como a cara de modelo desmaquillada. Ellas mismas parecen notarlo y evitan reflejar con demasiado ímpetu la luz del semáforo. Alguna recordará el olor de su elefante preferido, quizá, y se humedezca; otra, trémula, escucha en los motores el rugido de los tigres dientes de sable, flacos, famélicos; alguna suspira con la sensación táctil, atesorada, de aquella licra brillantísima que enfundaba una pierna. Ninguna quiere llamar particularmente la atención pero si hubiera cerca alguna defensa cromada, la mirarían directamente a los ojos, fascinadas, vigilando los movimientos de ese bosque de reflejos.

Lo que más me sorprende es su sonrisa. Entre dulce y resignada pero traviesa, como burlándose de la ilusión de quienes van de un lado a otro, dizque libremente, pero tienen el alma clavada en el asta-bandera del Zócalo. Como regañándose, pero añorando la caravana de camiones, camionetas, carricoches viejos y aguantadores, polvosos y bullangueros; como pagando los encuentros fugaces, los apretujones a la carrera; como disculpándose por las pestañas anegadas de adioses. Como escanciándose con precaución las evoluciones de la trapecista en las alturas, desnuda.

Seguramente era el diestro jinete o el motociclista en El Círculo de la Muerte, o el domador de leones o el anfitrión del circo y por eso cojea cuando regresa, con las manos vacías y resignadas, a la banqueta. Lo imagino recordando la garra, la venganza o la caída que lo lanzó a ese deslucido, quizá hasta despreciado, traje de clown. Por eso no usa los zapatotes. Por eso se le caen los aros. Por eso sonríe.

¿Lo espera ella en caso o lo abandonó entonces? ¿Tiene un hijo abogado o una hija contadora que nunca lo visitan? ¿Qué manda está cumpliendo este viejo enfundado en su traje, sobrio junto al de las nalgotas pero ridículo?

O tal vez sí era el malabarista, el payaso con trompeta y flor, con rutina de enano y cachetadas; el único que no se resignó a doblar la carpa y conseguirse un puesto de dos por dos en el centro, a contar chistes pelados en el camión o a poner un changarro con letras de colores: “Chicharrín. Se animan fiestas infantiles. Se rentan inflables”.

Ya recoge sus cosas. Ya se despide de los otros habitantes del crucero. Ya empiezo a sentir la emoción que me da la cercanía del conocimiento. Cómo se enfrentan a la vida, quién los espera en sus casas; no necesito preguntarles. Todo lo sé cuando se encuentran frente al cañón de mi pistola.

jueves, junio 9

Pues no.

No me parece que porque las cosas hayan sido así siempre tengan que seguir siendo de la misma manera. La historia debe servirnos como registro, como memoria, como experiencia y no como madero en el que la humanidad será continuamente crucificada porque nacimos pecadores. Y precisamente si les seguimos permitiendo a los políticos ser como son "porque siempre han sido así" entonces estamos siendo cómplices de sus marranadas.

Y no me mires así porque no estoy llamando a una revolución armada, soy demasiadamente palacio para eso; lo que digo es que si la clase política tiene secuestrada la democracia, le toca a la ciudadanía, le toca a la sociedad civil, nos toca a nosotros, a tí y a mí decir que NO vamos a dar la tercera parte de nuestra quincena, que NO vamos a ir el domingo a la marcha. Tiene que haber alguna forma de cambiar eso, a lo mejor desde nosotros. Si yo hablo con el de junto, contigo, y te convenzo... Tiene que haber...

(Tomó su celular, me hizo un gesto de disculpa y salió de mi oficina. Por un momento sentí la vieja inquietud de cuando era empleada federal. En un gesto mecánico saqué el catálogo de zapatos del cajón derecho y, por si las dudas, me encargué un par).

domingo, junio 5

Un poquito de bucolismo

Personajes como Raskolnikov, Gregorio Samsa o Madame Bovary, incluso aquellos de corte fantástico como Merlín o el moderno Harry Potter, han sido una suerte de espejo interactivo donde las sociedades se miran o dibujan su ideal. Extensos son los estudios sobre la reelaboración de mitos en la literatura.

Los pastores cumplieron la misma función; en su sencillez, su soledad, su bondad intrínseca se podían dibujar las complejidades de la pasión, sin el ruido de las pretensiones sociales y de la rigidez cortesana. Idéntica idealización ha llevado a la literatura al indígena y al obrero, aunque con distinto rasgo. Esta última va de lo filosófico a lo social; la bucólica oscila entre lo filosófico y lo estético.

Porque no es solamente paisaje y canciones lo que se lee en la novela pastoril, lo que sucede es que buena parte del código en el que está cifrado el pensamiento renacentista no es asequible a la mayoría, incluídos los estudiosos de la literatura. ¿Quién lee a Virgilio en latín?¿quién a Séneca? Sin embargo, el asunto de la templanza o el feminismo (el mejor) en la Diana enamorada tienen una vigencia casi escandalosa.

No se me ocurre cuál podría ser la reelaboración del ideal bucólico; tal vez en algunos años se escriba sobre esa mezcla de caballeros andantes y pastores que son los activistas ecológicos o sobre aquellas mujeres que una vez salieron de sus casas para enfrentarse con las manos vacías y la fuerza de la razón a intereses gigantescos.

O sobre unos seres súper sufisticados que tuvieron al mundo literalmente en el bolsillo y nunca entendieron lo que un simple pastor siempre supo: la ética del amor.