viernes, noviembre 9

Me niego a cambiar mi celular. No es un statment contra la tecnología; es simplemente que... no necesito cambia mi celular. Mi viejo celular azul tiene más de tres años conmigo y ha sido un confidente de lo más fiel. Un día se me cayó del bolsillo de la chamarra en el metro y casi lo pierdo. La tapa trasera fue a dar a las vías, ni cómo recuperarla; solo conseguí una gris que combina perfecto con el resto, aunque puedo conceder que se ve raro. Desde entonces de pronto se le va la onda a la pantalla y si se vuelve a caer se voltean letras y números, de una forma casi luciferina, hasta que se cae otra vez y se compone. Funciona. No tiene cámara ni artilugios para escuchar MP3, ni grabadora y los juegos son pocos y muy básicos. No tiene agenda, no vibra... Es un teléfono móvil. Eso fue lo que compré. No necesito más. No quiero más. "Un teléfono nuevo te cuesta 500 pesos", me dicen mis amigos y pienso en el montón de otras cosas que compraría antes que un teléfono nuevo. "Te vamos a regalar un celular", me dicen. Si me leen, amigos queridos, y están pensando hacer una coperacha para reemplazar mi viejo teléfono azul, quiero pedirles de la manera más atenta, que mejor me regalen la edición especial de Blade Runner que Amazon lanzará en diciembre. Cuesta lo mismo y me haría muchísimo más feliz.

4 comentarios:

Lahetaira dijo...

una lástima que eventualmente se vaya a descomponer y TENGAS que cambiar de teléfono... A mi me pasó lo mismo y lo único que pude hacer fue guardarlo en un cajón y miarlo con nostalgia de vez en cuando... snif.

Silencio dijo...

Ok ya haremos la coperacha entonces.

;)

fgiucich dijo...

Cómo te comprendo. Mañana tendré que cambiar el mío, porque ya no da más. Abrazos.

Lo-que-serA dijo...

Si. Cuando hay que hacerlo no queda de otra. Lo mismo pasa a veces con la piel :)

Ya dijo, señor. Beso.

Válgame, Fgiucich, una salva para el móvil caído. Abrazos.