jueves, junio 26

Está cabrón, explotó. Estoy viviendo para trabajar en lugar de trabajar para vivir. Con muchas palabras más y muchos más decibeles, eso dijo. Y es curioso porque justo hoy antes de salir de casa, exhausta a pesar de que el día recién comenzaba, me detuve apenas para echar una mirada a mi casa y pensar, mientras bajaba corriendo las escaleras, hace cuánto que no saco a mi perro, que no riego mis plantas, que no como, desayuno o ceno en casa. Y sí, está cabrón. Pero todavía me acuerdo cuando trabajaba en el despacho de la Roma. Tenía tiempo para leer, para escribir, para revisar el periódico, para pensar, para detenerme a pensar en lo difícil que era pagar la renta. Para escribir algo más que una reflexión superficial sobre la convicción que tengo de que no hace falta reencarnar para tener más de una vida, y que en cada vida se sufre y se disfruta y algo se aprende para la siguiente aventura. Pero hace falta tiempo para detenerse a pensar en eso. Y ahora no tengo tiempo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

pos vamos a partirle su madre al tiempo y que se quede llorando mientras nosotros destapamos lasegunda botella de tinto.

un beso

fgiucich dijo...

La vida no da muchas chances para elegir lo que nos gustaría hacer. Abrazos.

Anónimo dijo...

Aún en los tiempos de agobio debes amar por que es obra, no tuya, de la vida misma; Sino comó haces diferencia de los buenos tiempos que por supuesto amamos.