lunes, mayo 18

Puse el primer pié en la poesía leyendo a Sor Juana. El otro, cuando encontré a Benedetti. Y fue este el compañero de mi juventud romántica y revolucionaria, si no es lo mismo.

No me alcanzan las citas hoy para llorar a don Mario.

1 comentario:

fgiucich dijo...

Se ha ido el maestro del sentimiento, pero nos queda su obra para seguir remontando los barriletes de la poesía. Abrazos.