martes, enero 2
El rey ha muerto. Viva el rey.
Se acabó. Parecía que no, que duraría y duraría y duraría, pero se acabó. Fue intenso. Podría decir más: decir que fue extremo, explosivo, calcinante, devastador... y parecería que exagero. No hay exageración. Este año del señor de 2006 me recibió en una cama de arenas blancas, me consintió, me animó a hacer algunas locurillas y sin previo aviso me volteó al revés, como si de un calcetín se tratara. Digo esto por decir que hubo una muy interesante conjunción de azares y decisiones personales: Casualidades y causalidades. Comienza un nuevo año y por diversas razones, más allá de las fechas calendáricas que nos hemos inventado, lo miro como si de una hoja en blanco se tratara, con la misma expectación y una especie de reverencia. Como cuando tiene uno muchas cosas que escribir, una parvada de imágenes surfeando en la cabeza, mil y un vocablos a cual más brillantes y agudos... y varias montañas de borradores fallidos. Hay que seguir escribiendo, sin duda. Recuerdo algunos textos que genuinamente me gustan, me hacen sentir orgullosa de mi pluma o, por lo menos, de su potencial. Voy reconociendo (más por intuición que por raciocinio) fortalezas y debilidades. Comienzo este periodo, este texto, esta crónica vívida con muy poco en realidad y, sin embargo, con más de lo que he tenido: Un par de certezas, una rebanada de luna, un árbol y una ventana. También con la sensación de poder escuchar el ritmo de las cosas, de intuir su lugar en mi propia música y la voluntad de darles su tiempo, su espacio, su peso. En la vida. En la escritura. Hay que seguir escribiendo. Hay que seguir.
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6 comentarios:
¿Dos certezas? Es una fortuna.
Hay que seguir definitivamente solo necesito que alguien me diga a donde.
de piedra ha de ser la cama
y seguiremos
abrazo pal camino
Un par, que a veces es más que dos. Sí, toda una fortuna. Saludos, Planeador.
Adonde sea, señor. Lo de menos es dar media vuelta y continuar en sentido contrario. Abrazo.
Con la cabecera me quedo. Abrazo, Nasty.
Me gusta lo que dices, me gusta el par de certezas adquiridas, el orgullo por tu pluma, la hoja en blanco, la disposición a cubrirla con tu tinta.
Me gusta estar contigo leyéndote después de una ausencia larga y sobre todo me gustas tú Doña Maria Luisa
Seguir escribiendo, sin duda alguna. Abrazos.
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