viernes, enero 2

2009

Saqué los sartenes y tuve que desempolvarlos. Le quité el polvo también a esa otra vida en que cocinar una cena era de lo más normal. Es cosa de dejar que el cuerpo recuerde, me dije para ahuyentar el pánico que apuntaba un brote color mostaza entre los champiñones, las almendras, el pollo, el queso mozzarella, las zarzamoras y la harina para las crepas. Tinto para la cena, ron para Fernando, whisky para mí, toda la noche y un año completo por estrenar. El viaje a la playa había naufragado con gran frustración, los últimos días del año habían sido talacheros, angustiosos, cansadores… Saqué los sartenes y cocinamos la cena al alimón. El año nuevo entró sin darnos cuenta, mientras jugábamos a dibujarnos ideas.

Siento que el 2008 se resiste a abandonarme. Lo siento por él: ya arranqué la última hoja del calendario. Tengo puesto el traje de buzo para sumergirme de lleno en las aguas crecidas del 2009. Es un buen reto.

Por lo pronto, salud y felicidad para todos en este año.

3 comentarios:

Profana dijo...

Probablemente el 2009 sea más cansador aún, pero desde luego, se le desea lo mejor.

Que sea un gran año!

Saludos

Silencio dijo...

ah es bueno, el 2008 se quedó con sus cosas buenas y sus cosas malas, no hay mal que por bien no venga o algo así. Debe ser ¿no? que a la vuelta de la rutina se encuentra uno con una variación de la receta, de la rutina y aunque se quedó todo atrás, también adelante vienen más cosas o algo así, debe ser mi optimismo,,, o algo así

besos!

Tristán dijo...

Sí, pues entramos bien, como lo previsto :) Me dieron gusto las chelas (tú whiskys) del pasado diciembre en el Cova. Ahora me viene pensar lo que tú ya sabes, que te quiero harto, y que el 2008 no podía irse sin mirarte. Se fueron muchas cosas, entre ellas cosas bien importantes y mis veintes, jaja. Bueno, aún no, pero ya pronto, y qué nervios. Pero todo indica que a los 30 llego acompañado y con los ojos abiertos 8) Quién lo iba a pensar, porque mira que a mí desde los quince me empezó a entrar algo así como el síndrome de Janis Joplin. A los quince no escuchaba Janis Joplin, pero qué más da, la onda es que me resfrié del síndrome en algún momento. Si llego a los 30, dije un día, llego a 100, segurísimo de no cruzarlos nunca, ja. Pero bueno, obvio que no voy tan largo como 100, pero te digo que ahora me viene que lo venga viene bien, jojo. Venga pues, te dejo un bien grande beso mutante. Feliz Año Nueve, como diría Iván :P