jueves, noviembre 10

Tristán Estar me pregunta por qué no posteé (tengo que encontrar otra palabra :S) desde Oaxaca. Y para que no me pase ahora lo que me sucedió esos días, en lugar de buscar las palabras precisas para describir cada parte de una viaje que fue como una trenza colorida, mejor se los aviento todo así, sin destilar, sin poetizar y ya luego voy afinando cada detalle. Ande pues, como en miscelánea, que cada quien agarre lo que necesite.
Domingo por la tarde, todavía demasiado brillante para un sábado de parranda furibunda en varios tiempos: llegada a cuentagotas, notición y comentarios; circo de tres pistas y consecuencias todavía sin aterrizar (el saldo a la fecha es negativo); y reunión madrugadora de bloggeros. Mucho vino, chelas, tabaco, más tabaco y dos-portazos-dos, todo esto en una noche. Ya con eso tuve que haber sospechado que el viaje iba a estar más o menos igual de intenso.
Ahora sí, domingo por la tarde, todavía demasiado brillante... etc., en la TAPO (léase Oriente de la Ciudad de México); tres que debieron ser cuatro boletos con rumbo a la ciudad de Oaxaca, tres bolsas de borundangas, dos crudas y una nerviosa. Seis horas de camino, tres películas malísimas y mucha conversación: amistad, literatura, el destino, el Tigre. Llegamos a las nueve a Oaxaca, nos trasladamos sin dilación al meritito Centro de la Ciudad y ahí nos encontramos con unas tlayudas y los otros tres que ya nos llevaban dos días de ventaja en la ciudad. Reunidos los seis, nos encaminamos a paso veloz rumbo a la Casa Cid de León que habría de ser nuestro cuartel general en la delícadísima operación del día siguiente: presentar la Antología "Cardo. Cinco años. Poesía" e inaugurar con ese acto las Jornadas de Sor Juana Inés de la Cruz en la Casa de la Cultura Oaxaqueña. Llegamos, pues, a la Casa Cid de León y a los brazos de Lety Ricardez que nos esperaba con una sonrisa de oreja a oreja, abrazo apachurrador prometido en varios comments y una habitación para las recién llegadas.
Ahí, alrededor de una mesa presidida por hermosa escultura de coral negro, rodeados de pinturas, cortinas, columnas, puertas con tocado de filigrana, anchísimos muros y mil y un objetos escogidos y colocados con la misma pulsión estética con la que nuestra anfitriona cuida todo lo que hace, Premalata, Amaradás, Juan el Insumergible (los que ya estaban), Paty Farfán, María Luisa Rubio, Raquel Olvera (recién llegadas y recién convertidas en las tres gracias por obra de sendos huipiles coloridos) y la amorosísima Lety Ricardez, ajustaron la estrategia a seguir el día y el año siguientes. Por lo pronto, reunión a las 9:30 horas para ir a desayunar.
(Regreso en seguida a seguirles contando)

2 comentarios:

Silencio dijo...

Pues no has regresado y sigue que me quedo con esto en lugar de mi lunes de pruebas fallidas. Quiero todos los detalles.

Uno de los blogueros crudos...

Lety Ricardez dijo...

Yo también sigo esperando, aunque ya se la razón, leí el post de arriba, pero quiero oir de tus labios la reseña será como volver a tenerte en Oaxaca.