Buscar un lugar pequeñito
con un patio de sol diminuto
una higuera y un naranjo
donde quepan el silencio
mi lengua titubeante
y el arsenal maestro
que bombardea la piel
lunar.
Claustro.
Escribirlo todo a dos manos
emprender un vuelo rasante
golondrino.
Soñar
insomne
la hora que discurre por su cuenta
y quedarse
quedarse siempre
con la mañana.
4 comentarios:
Qué necesario es escontrar el claustro para nuestros desvelos. Abrazos.
Necesariísimo, Fgiucich. Y el silencio, también. Un abrazo.
Querida Maria Luisa, que hermoso poema, sabes, me metí dentro de él, precisamente porque en este momento estoy haciendo eso creando un lugar pequeñito para mi gordo y para mí, con un limonar que jamás será agrio, un pozo con brocal y mucho, mucho amor
Así es, mi Lety; mucho amor. ¡Qué bonito lugar!
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