jueves, febrero 15

Canción

Cada cuerpo con su deseo
y el mar al frente.
Cada lecho con su naufragio
y los barcos al horizonte.

Estoy cantando la vieja canción
que no tiene palabras.
Cada cuerpo junto a otro cuerpo,
cada espejo temblando en la sombra
y las nubes errantes.

Estoy tocando la antigua guitarra
con que los amantes se duermen.
Cada ventana en sus helechos,
cada cuerpo desnudo en su noche
y el mar al fondo, inalcanzable.

Eugenio Montejo

2 comentarios:

fgiucich dijo...

Un hermoso poema. Abrazos.

Silencio dijo...

Claro que hay quienes se quedan al fondo del mar.

Esperando, friamente calculando salir en la siguiente tormenta.

Tormenta.