martes, junio 28

Beyond bloggs

Me siento como medium comunicando a los espíritus del más allá con los bloggeros. Armando Ayala aceptó el baton literario y aquí están sus respuestas:

Te envío el batón. La verdad me divertí mucho respondiendo (...). Mira... tantos libros tan queridos, tan necesarios... qué bueno compartir este gran amor por la letra impresa... una lista siempre es restrictiva... es tan temporal...

1. Número de libros que has tenido.
Difícil. Puedo considerar como míos los libros de mi papá: toda la serie Duda, cuentos de fantasmas, estudios Rosacruces, espiritismo, demonios, enciclopedias de la guerra mundial y del cine de Hollywood. En los libreros convivían Gog de Giovani Papini y estudios sobre el Santo sudario. Junto con monstruos marinos y extraterrestres, podías encontrar a Moby Dick, los clásicos, la colección de cuentos de Tradiciones y Leyendas de la Colonia y casi toda la obra de Ortega y Gasset. Una biblioteca amplia, caótica, como la que con el tiempo he ido fabricando.

No tengo todos los libros que quisiera. Entre los que he adquirido yo, tengo muchos de narrativa y poesía. Tengo también colecciones de cine, revistas literarias y libros de trenes también; de fotos de trenes (¿Te he dicho que me apasionan los trenes?)

2. Estás atrapado en Fahrenheit 451, ¿qué libro te gustaría ser?
Poemas humanos de César Vallejo.

3. ¿Alguna vez te enamoraste de algún personaje de ficción?
De todas las protagonistas de las novelas de Zweig y de Hesse en mi adolescencia. Cualquiera de mis enamoramientos posteriores puede considerarse una ficción.

4. ¿El último libro que compraste fue?
Fueron dos al precio de uno, en los libros de viejo de la calle de Motolinia: Eclipse de John Banville y Nombre falso de Ricardo Piglia.

5. ¿El último libro que leíste fue?
Un libro de cuentos de Ian Mc Ewan perturbador e impecablemente escrito, que se llama Primer amor últimos ritos.

6. ¿Qué estás leyendo actualmente?
Actualmente leo un libro de Kenzaburo Oé que se llama Arrancad las semillas, fusilad a los niños; aunque para el metro y las salas de espera estoy llevando Los ojos de Greta Garbo, un libro bellísimo de Manuel Puig de cuentos breves relacionados con el cine. El libro de poesía que estoy leyendo despacito es Suma de Maqroll El Gaviero de Álvaro Mutis.

7. Cinco libros especiales para tí.
Más difícil aun. ¿Pueden ser siete? En orden cronológico serían: El principito, Altazor, El arco y la lira, Pedro Páramo, Crimen y castigo, Rayuela, Pregúntale al polvo de John Fante. Si la pregunta fuera sobre autores, tendría que mencionar a Pessoa, a Lawrence Durrell, a Ciorán, a Lorca, a Borges...a tantos.

8. ¿Qué libro esperas con ansias?
Espero leer pronto un libro de ensayos y artículos de Roberto Bolaño que se llama Entre paréntesis; una novela de John Fante, Espera a la primavera, Bandini y La edad de hierro de J.M. Coetze.

9. ¿Qué libro me regalarías?
Regalar libros siempre es un predicamento porque termino regalando libros que me gustan a mí. Por eso te puedo dar opciones:

Cualquiera de poesía de Fabio Morabito.
El libro de la noche de Borges.
Un libro de pinturas de trenes de Rafael Cauduro.
Sostiene Pereira de Tabuchi

Entre otros.

10. ¿A quién le pasas el batón y por qué?
No conozco ningún Blogger y quizá conmigo se rompa esta cadena. Pasaría un hipotético batón a mi padre de no ser por dos eventualidades: su rechazo a las computadoras y su muerte ocurrida ocho años atrás.

domingo, junio 26

De eso se trata...

Toda esta semana el leitmotiv de mi destino fue la amistad. Con traviesos acordes o melancólicos bajos, de ida o de vuelta, dando y recibiendo... amistad.
Todo comenzó el lunes que Alberto entretuvo al maestro de Semántica para que yo pudiera llegar, corriendo, a entregarle mi trabajo. Me salvó la vida, de veras. El martes fue la premiación de Armando por la revista Punto de Partida; siempre es bueno perder el anonimato entre amigos. El miércoles Lilian me hizo el paro con un papeleo que hubiera tenido que hacer en el Centro. El jueves nos vimos en la casa de Raquel para recibir nuestra dotación de libros y organizar la presentación. La presión del viernes siempre es más leve si compartes un mal pozole xochimilca con un amigo. El sábado pasé toda la mañana con Raquel (si les cuenta que anduvimos viendo aparadores, no le crean) y nos despedimos con un helado de yoghurt; para la tarde vi a Soledad, fuimos al cine y comprobamos las ventajas de tener amigos cerca. Para rematar ese día, caímos en la nochecita a la casa de Ninet y ahí me encontré con Xavier, Alejandro, Wendy, Brenda, Oscar Cid, Oscar Torres, Ramón, además de Jean-Yves por supuesto, el pequeño Paul y mucha mucha gente, mucha música, muchos bocadillos, mucho trago, pocos hielos, mucha conversación (y muy buena), un mago, un cretino y muy tarde nos fuimos a dormir. Hoy domingo acaba de llegar mi hijo pidiendo ayuda para un amigo que tiene problemas con historia, así que me voy a hacer la cena.
Lo mejor que se puede sembrar en la vida son amigos; es una planta que siempre da buena cosecha.
Gracias.

jueves, junio 23

Soledad

Se sentó a mi lado en el pesero y soltó a quemarropa: "¿Para dónde vas?" Chilanga irredenta, me costó un poco asimilar tanta franqueza y además hacerlo rápido para no parecer descortés: "A San Luis", contesté. "¿Ahí trabajas?", continuó el interrogatorio; "si", "¿en dónde en San Luis?", "en la Corena", "¿qué es la Corena?", "la Comisión de Recursos Naturales", "¿no me das trabajo?". Si mi confusión aumentaba con cada pregunta, esta última me desconcertó por completo. "Yo no, seño, y hasta donde sé no están contratando nuevo personal. Pero si quiere le digo con quién puede hablar"; un dubitativo "ah" fue la respuesta. Silencio. "Me fui a confesar orita en la mañana", "ah ¿si?" (:S), "Si. Esque el doctor me dijo que tengo una depresión muy fuerte, pero no me quiero tomar las pastillas. El padre me dijo que me las tengo que tomar. ¿Me las tendré que tomar?". Me quedé como piedra. Yo que amanecí con el corazón engrapado al estómago ¿qué lo podía decir? "¿Estás casada?", "si", "¿tienes hijos?", "si" y yo, habilísimamente, antes de que ella colocara la siguiente pregunta tomé el sartén por el mango: "¿usted tiene hijos?", "si, dos. Pero ya se me casaron".
Creo que habría preferido seguir contestando monosílabos corteses. Maestra de Ciencias Naturales en secundarias técnicas recién jubilada, reciente viuda, con la hija recién casada y recién embarazada, la menopausia recién y recién la tristeza, también. "Voy a comprar carnita para un mole de olla... y luego me voy a acostar. O no, mejor me salgo ¿verdad? A caminar. Y a platicar con alguien. Porque ya hablo ¿eh? antes no hablaba. Como si no existiera. Bueno, ya me bajo aquí. ¿Usted cómo se llama?", "María Luisa. ¿Y usted?", "Soledad".

lunes, junio 20

Mucho ruido y pocas nueces

Volví.
Visto a distancia, el anuncio anterior sonaba catastrófico y en verdad era claro reflejo del estado de mi alma. Me esperaban cuatro días de angustia absoluta aderezada con múltiples recriminaciones por lo que pude hacer a tiempo y no hice. Para abundar en la descripción de mi irresponsabilidad académica, me permití intercalar en el plazo fatal una mañanita temazcalera.
Se acabó el semestre. Hace una hora llegué temblorosa a la Facultad a entregar mi último trabajo que la verdad no merece más de seis. De regreso a mi casa me prometí que no quiero volver a correr a la casa de la vecina para pedirle hojas blancas o fusilarme la bibliografía de los (poquísimos) textos que encontré a última hora en internet. A ver si me cumplo.

Batón
Por lo pronto se acaba también mi principal pretexto para no actualizar más seguido. Comienzo respondiendo el batón que me pasó Tristán:

1. Número de libros que has tenido.
No tengo ni la más pálida idea. De niña mi casa estaba llena de libros, muchos de ellos comprados expresamente mí (y para mi hermana menor, pero no cuenta :D ). Sin embargo, conforme fui creciendo me fui apropiando de varios más, que de todas maneras conformaron la biblioteca familiar, que es como una tenencia colectiva. Ya en el transcurso de mi vida económica activa he ido adquiriendo varios y aunque muchos se han quedado en préstamo permanente, fueron míos. También me he ido apropiando de los que lee mi hijo, aunque no los tengo. Así que los que tengo son mucho menos de los que he tenido.

2. Estás atrapado en Fahrenheit 451, ¿qué libro te gustaría ser?
La hojarasca, de García Márquez, para arder rapidito, rapidito.

3. ¿Alguna vez te enamoraste de algún personaje de ficción?
¡De todos! Todo aquel que fuera bandolero, pirata, revolucionario, raro, intrépido (pero con buen corazón) fue objeto de mis amores.

4. ¿El último libro que compraste fue?
Cabo Trafalgar, de Pérez Reverte. Espera ansioso sobre mi buró para que lo tome y lo haga mío.

5. ¿El último libro que leíste fue?
El último libro serio que leí fue Don Juan Tenorio, de José Zorilla. De los no serios, hoy en la mañana terminé de revisar Semántica lingüística de John Lyons.

6. ¿Qué estás leyendo actualmente?
Estoy entre libros, porque definitivamente no me sale leer más de uno a la vez. Además, me tengo que obligar a no leer nada que me pueda distraer de la escuela, porque termino abandonando los textos académicos.

7. Cinco libros especiales para tí.
Tendré que hacer un gran esfuerzo de discriminación, pero ahí van los cinco: El conde de Montecristo, de Dumas; Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar; El caballero inexistente, de Calvino; Momo, de Ende; Una historia del mundo en diez capítulos y medio, de Barnes. (¡Perdón a mis cuentos rusos, a Graves, a Ovidio, a Dolores, a Gorostiza, a...)

8. ¿Qué libro esperas con ansias?
Lo que espero con ansias es la llegada de la próxima quincena para correra a comprar El libro de las ballenas.

9. ¿Qué libro me regalarías?
Tengo la impresión de que cualquier libro que te regalara ya lo habrías leído pero creo que me decidiría por las Metamorfosis de Ovidio.

10.¿A quién le pasas el batón y por qué?
A Lety Ricardez, Porque yo así lo quise, al Tigre Famélico y a Armando Ayala, por puritita curiosidad. Se los mandaré por correo y les rogaré que me permitan publicar sus respuestas. ¿Se vale?

jueves, junio 16

Cerrado por inventario

Lo abro todos los días y lo contemplo durante media hora decidiendo si soy responsable o no. Luego me digo que no, bueno sí, pero con la escuela y me resigno a ser irresponsable con mis poquísimos lectores y voyeurs. Sobrevivirán, me digo enseguida.

Me voy de inventario, a inventar a ver qué cosa para mis trabajos finales.

Recen por mí, porque yo no sé. Bueno sí, pero no tengo tiempo. Deséenme suerte también por si dios no existe y la suerte sí, no vaya a ser que se ofenda.

Regreso pronto.

sábado, junio 11

De Innombrables

- 5 -


Suben, dan una voltereta y bajan. Parecen contagiados por la edad del malabarista. Ascienden, se detienen, hacen su pirueta con cuidado, con cuidado descienden los aros plateados, cascados, mugrosos. Cuando uno de ellos se eleve con demasiado ímpetu, tropiece y caiga al asfalto, revelará con escándalo la condición de su alma de triplay.

Con todo y todo, la peluca no acusa demasiada edad. Nació ridícula y un poco más de sudor o mugre no afectan demasiado su aspecto. Seguro le pesa el calor: entre los candentes martillazos de las arterias craneales de su portador y el sólido reflejo de la luz en cientos de parabrisas, su esbeltez adelgaza más aún. Flaca y transparente; lánguida como ayudante de mago, pensará divertida.

Las lentejuelas tintilan también lagañosas, arrugadas. Bajo el sol lucen como a mentira, como a cara de modelo desmaquillada. Ellas mismas parecen notarlo y evitan reflejar con demasiado ímpetu la luz del semáforo. Alguna recordará el olor de su elefante preferido, quizá, y se humedezca; otra, trémula, escucha en los motores el rugido de los tigres dientes de sable, flacos, famélicos; alguna suspira con la sensación táctil, atesorada, de aquella licra brillantísima que enfundaba una pierna. Ninguna quiere llamar particularmente la atención pero si hubiera cerca alguna defensa cromada, la mirarían directamente a los ojos, fascinadas, vigilando los movimientos de ese bosque de reflejos.

Lo que más me sorprende es su sonrisa. Entre dulce y resignada pero traviesa, como burlándose de la ilusión de quienes van de un lado a otro, dizque libremente, pero tienen el alma clavada en el asta-bandera del Zócalo. Como regañándose, pero añorando la caravana de camiones, camionetas, carricoches viejos y aguantadores, polvosos y bullangueros; como pagando los encuentros fugaces, los apretujones a la carrera; como disculpándose por las pestañas anegadas de adioses. Como escanciándose con precaución las evoluciones de la trapecista en las alturas, desnuda.

Seguramente era el diestro jinete o el motociclista en El Círculo de la Muerte, o el domador de leones o el anfitrión del circo y por eso cojea cuando regresa, con las manos vacías y resignadas, a la banqueta. Lo imagino recordando la garra, la venganza o la caída que lo lanzó a ese deslucido, quizá hasta despreciado, traje de clown. Por eso no usa los zapatotes. Por eso se le caen los aros. Por eso sonríe.

¿Lo espera ella en caso o lo abandonó entonces? ¿Tiene un hijo abogado o una hija contadora que nunca lo visitan? ¿Qué manda está cumpliendo este viejo enfundado en su traje, sobrio junto al de las nalgotas pero ridículo?

O tal vez sí era el malabarista, el payaso con trompeta y flor, con rutina de enano y cachetadas; el único que no se resignó a doblar la carpa y conseguirse un puesto de dos por dos en el centro, a contar chistes pelados en el camión o a poner un changarro con letras de colores: “Chicharrín. Se animan fiestas infantiles. Se rentan inflables”.

Ya recoge sus cosas. Ya se despide de los otros habitantes del crucero. Ya empiezo a sentir la emoción que me da la cercanía del conocimiento. Cómo se enfrentan a la vida, quién los espera en sus casas; no necesito preguntarles. Todo lo sé cuando se encuentran frente al cañón de mi pistola.

jueves, junio 9

Pues no.

No me parece que porque las cosas hayan sido así siempre tengan que seguir siendo de la misma manera. La historia debe servirnos como registro, como memoria, como experiencia y no como madero en el que la humanidad será continuamente crucificada porque nacimos pecadores. Y precisamente si les seguimos permitiendo a los políticos ser como son "porque siempre han sido así" entonces estamos siendo cómplices de sus marranadas.

Y no me mires así porque no estoy llamando a una revolución armada, soy demasiadamente palacio para eso; lo que digo es que si la clase política tiene secuestrada la democracia, le toca a la ciudadanía, le toca a la sociedad civil, nos toca a nosotros, a tí y a mí decir que NO vamos a dar la tercera parte de nuestra quincena, que NO vamos a ir el domingo a la marcha. Tiene que haber alguna forma de cambiar eso, a lo mejor desde nosotros. Si yo hablo con el de junto, contigo, y te convenzo... Tiene que haber...

(Tomó su celular, me hizo un gesto de disculpa y salió de mi oficina. Por un momento sentí la vieja inquietud de cuando era empleada federal. En un gesto mecánico saqué el catálogo de zapatos del cajón derecho y, por si las dudas, me encargué un par).

domingo, junio 5

Un poquito de bucolismo

Personajes como Raskolnikov, Gregorio Samsa o Madame Bovary, incluso aquellos de corte fantástico como Merlín o el moderno Harry Potter, han sido una suerte de espejo interactivo donde las sociedades se miran o dibujan su ideal. Extensos son los estudios sobre la reelaboración de mitos en la literatura.

Los pastores cumplieron la misma función; en su sencillez, su soledad, su bondad intrínseca se podían dibujar las complejidades de la pasión, sin el ruido de las pretensiones sociales y de la rigidez cortesana. Idéntica idealización ha llevado a la literatura al indígena y al obrero, aunque con distinto rasgo. Esta última va de lo filosófico a lo social; la bucólica oscila entre lo filosófico y lo estético.

Porque no es solamente paisaje y canciones lo que se lee en la novela pastoril, lo que sucede es que buena parte del código en el que está cifrado el pensamiento renacentista no es asequible a la mayoría, incluídos los estudiosos de la literatura. ¿Quién lee a Virgilio en latín?¿quién a Séneca? Sin embargo, el asunto de la templanza o el feminismo (el mejor) en la Diana enamorada tienen una vigencia casi escandalosa.

No se me ocurre cuál podría ser la reelaboración del ideal bucólico; tal vez en algunos años se escriba sobre esa mezcla de caballeros andantes y pastores que son los activistas ecológicos o sobre aquellas mujeres que una vez salieron de sus casas para enfrentarse con las manos vacías y la fuerza de la razón a intereses gigantescos.

O sobre unos seres súper sufisticados que tuvieron al mundo literalmente en el bolsillo y nunca entendieron lo que un simple pastor siempre supo: la ética del amor.