viernes, junio 16

Filosofía y poesía

El filósofo quiere lo uno, porque lo quiere todo, hemos dicho. Y el poeta no quiere propiamente todo, porque teme que en este todo no esté en efecto cada una de las cosas y sus matices; el poeta quiere una, cada una de las cosas sin restricción, sin abstracción ni renuncia alguna. Quiere un todo desde el cual se posea cada cosa, mas no entendiendo por cosa esa unidad hecha de sustracciones. La cosa del poeta no es jamás la cosa conceptual del pensamiento, sino la cosa completísima y real, la cosa fantasmagórica y soñada, la inventada, la que hubo y la que no habrá jamás. Quiere la realidad, pero la realidad poética no es sólo la que hay, la que es; sino la que no es; abarca el ser y el no ser en admirable justicia caritativa, pues todo, todo tiene derecho a ser hasta lo que no ha podido ser jamás. El poeta saca de la humillación del no ser a lo que en él gime, saca de la nada a la nada misma y le da nombre y rostro. El poeta no se afana para que de las cosas que hay, unas sean y otras no lleguen a este privilegio, sino que trabaja para que todo lo que hay y lo que no hay, llegue a ser. El poeta no teme a la nada.

María Zambrano

6 comentarios:

Silencio dijo...

En realidad son poses porque nadie sabe lo que quiere, y menos para que quiere lo que quiere. Eso de "la cosa conceptual del pensamiento" por supuesto creo solo incumbe al filósofo, porque exige restricción a conceptos y el poeta toma palabras sin ahondar en conceptos, si lo hiciera entonces se pierde mucho la estética de la unión de palabras es lo que da la musicalidad y bueno eso de sacar a la nada de la nada misma, me parece temor a la nada. El filósofo y el poeta no más debería discutir otras cosas, cada uno tiene su función, chale.

Quien la quiere?

fgiucich dijo...

El filósofo trata de explicarnos el tembladeral que nos conduce entre el ser y la nada. El poeta, más humilde, describe las sensaciones que le produce transitar los caminos de este mundo. Abrazos.

Silencio dijo...

Creo que Fer fué más claro. Por eso nunca debe discutirse la realidad entre ambos, que discutan del futbol.

Lety Ricardez dijo...

Copié este texto y me fui a guardarlo, mientras me decía entre dientes, y a mi quien diablos me dijo que era poeta, recordé que Raquel y entonces dije,soy poeta, de lo pequeño, es cierto, de lo mínimo, de lo microscópico, pero Raquel no miente, jejeje

Lo-que-serA dijo...

Terrible: Eso de que nadie sabe lo que quiere suena muy contundente, no vayan a venir los que sí lo saben a apedrearnos. Y lo de la nada habría que discutirlo con un poco de algo. Y sí, filosófos y poetas tendrían que discutir otras cosas, pero sobre todo, discutir.
Le mando un abrazo.

Eso mismo dice María Zambrano, Fgiucich, que el poeta intenta en primera instancia comprender y luego tal vez explicar y que el poeta va como intuyendo el mundo. Más adelante afirma que si filosofía y poesía se reconciliaran podríamos arribar a un nuevo estadío de percepción del mundo, más completo y por ello, más pleno. Un abrazo.

Que discutan, que discutan, Mr. Silence. ¿Usted no me quiere?

Mi Lety: Claro que es usted poeta. Acuérdese que construyó, tiempo ha, ese mundo distinto al cotidiano:

"En el primero existo.

En el segundo, vivo".

Suyas las palabras, señora mía.
Besos.

Gregorio Luri dijo...

Mientras el poeta debe desnudarse en la plaza pública, el filósofo ha de desnudarse ante sí mismo, pero en la plaza pública conviene que vaya vestido. Y, además, el filósofo sabe por qué tiene que ser así tanto en el caso del poeta como en el suyo.