domingo, junio 26

De eso se trata...

Toda esta semana el leitmotiv de mi destino fue la amistad. Con traviesos acordes o melancólicos bajos, de ida o de vuelta, dando y recibiendo... amistad.
Todo comenzó el lunes que Alberto entretuvo al maestro de Semántica para que yo pudiera llegar, corriendo, a entregarle mi trabajo. Me salvó la vida, de veras. El martes fue la premiación de Armando por la revista Punto de Partida; siempre es bueno perder el anonimato entre amigos. El miércoles Lilian me hizo el paro con un papeleo que hubiera tenido que hacer en el Centro. El jueves nos vimos en la casa de Raquel para recibir nuestra dotación de libros y organizar la presentación. La presión del viernes siempre es más leve si compartes un mal pozole xochimilca con un amigo. El sábado pasé toda la mañana con Raquel (si les cuenta que anduvimos viendo aparadores, no le crean) y nos despedimos con un helado de yoghurt; para la tarde vi a Soledad, fuimos al cine y comprobamos las ventajas de tener amigos cerca. Para rematar ese día, caímos en la nochecita a la casa de Ninet y ahí me encontré con Xavier, Alejandro, Wendy, Brenda, Oscar Cid, Oscar Torres, Ramón, además de Jean-Yves por supuesto, el pequeño Paul y mucha mucha gente, mucha música, muchos bocadillos, mucho trago, pocos hielos, mucha conversación (y muy buena), un mago, un cretino y muy tarde nos fuimos a dormir. Hoy domingo acaba de llegar mi hijo pidiendo ayuda para un amigo que tiene problemas con historia, así que me voy a hacer la cena.
Lo mejor que se puede sembrar en la vida son amigos; es una planta que siempre da buena cosecha.
Gracias.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Definitivamente: aiglovyu.

Tristán dijo...

Hip hip hurra por María Luisa.

:D

Dra. Kleine dijo...

Bueno, los amigos son quienes en algun momento de nuestras vidas forjan alguna desición, nos sacan de la nebulosa en que caemos y ciertamente son nuestro colchoncito para ayudarnos a soñar.
Que viva la amistad!

Anónimo dijo...

¡no se vale, vivir tan lejos es horrible! Estás contando dinero frente a un pobre.
Pero ya pronto los veré, mientras tanto te diré que me encanta entrar a tu blog y además me has hecho pasar horas deliciosas leyendo el Diario de una señora Gorda.
Sigo sin saber mi contraseña
Lety