martes, febrero 28

El juego del Tanka

Tristán Estar, abusando de su encanto, me invitó a este juego que se convirtió en un buen reto. Como Tristán lo explica todo muy bien, pongo aquí las especificaciones, directo de su pluma:

El juego es similar al cadáver exquisito, pero las aportaciones serán a través de un tanka (poema de origen japonés con una estructura de cinco versos, cada uno con un determinado número de sílabas, a saber 5-7-5-7-7, respectivamente).

Cada jugador invitará a dos participantes, indicándoles las reglas del juego. El que invita deberá dejar aviso en el blog de sus invitados para que éstos sepan que han sido considerados para darle vida al asunto. El invitado a quien se le pasa la estafeta, entonces, iniciará su composición con el verso “pivote” del participante anterior (siempre el tercer verso), quien deberá resaltarlo con cursivas y en color rojo.

El tanka será de tema libre, pero hay que recordar que deberá ir dividido en cinco versos y con la silabización (palabra que se antojó sacarme de la manga) antes expuesta, haciendo que cada verso quede separado por un signo de puntuación.

Entonces, el tanka de Tristán:

La rueda vital
─no sé cómo tomarlo─
vino y me dijo:
Yo no alumbro los días,
pongo sombra en las cosas.

Y ahora, el mío:

Vino y me dijo
(mi reflejo en sus ondas;
su faz, mi cielo):
¿Sabes? Sueño contigo.
Y sé que tú también.
.
Me toca a mí pasar la estafeta, lo cual haré con muchísimo gusto a Raquel Olvera y Lety Ricardez.

viernes, febrero 24

cuentan que ayunta zarzamoras y bocacalles
que siembra cometas en su huerto serpentinas
me han dicho que cosecha sortilegios
que hipnotiza papalotes
imagino que sostiene la mirada
con alfileres
reverbera
se desvanece
si pudiera dominar el pánico inicial
prescindir de la certeza
salvaría la escollera para rogarle
muda, milenario, mi caparazón en azucenas
en plenilunio
invéntame

jueves, febrero 23

Sus ojos de zinc habían hilvanado cada una de mis vísceras
pero todas las miradas hablan.
Amargos espasmos, acerbos, corrieron a mi boca
y eran palabras.
Ahora, cansada, duerme.
Y me teme.

domingo, febrero 19

Hombre al agua

Pídele que nos regrese la calma.
Dile que al capitán de este barco
los fantasmas de altamar le echan a andar los sueños
y no se ha dado cuenta de que hasta el mascarón de proa
ya acusa el paso de los años.
Hemos navegado mucho, dile;
que nunca nos bastó con el catalejo,
siempre hemos sido más astrolabio;
hemos medido con las manos las dimensiones de las costas
de los acantilados.
Pero cuéntale también de este golpe de mar que colma el velamen
y del crujido jubiloso de nuestro bergantín;
dile que nosotros somos solo carne y huesos
curtidos, sí,
pero solo carne, solo huesos, solo sangre.
Si es necesario dile que los años nos hicieron cobardes,
que queremos morir en nuestras camas
y que nuestras almas no vaguen por siempre en las olas
y en los campanarios.
Dile que en un mano a mano con el destino el hombre no tiene nada qué hacer.
Cuando llegues al fondo,
pídele al mar que nos regrese la calma.

viernes, febrero 17

El rumbo en las manos
y el motor sometido a los pies.
La autopista se va construyendo
acertijo luminoso

Nada adelante.

Apenas unos espectros cuya etraña lechosa atravesamos
raudos
alegres.

Nada adelante.

Túneles venosos
cúpula planetaria
seis siete
ocho horas

Detrás nada

Adelante el mar.

miércoles, febrero 15

a Jorge Cuesta

Tu rostro se me pierde
mas conservo
la imagen del ocaso en tus pupilas.

martes, febrero 14

Hay días en que la vida te toma por su cuenta
no importan los planes que hiciste
de pronto te encuentras buscando puertas en los pasillos
y entras y estás y atiendes
mientras lamentas el café que no te tomaste en una calle del centro
y miras el teléfono que de pronto es un extraño
y luego piensas que no es precisamente un mal día
pero entonces por qué te sientes como revolcado

Y sobrevives.

Mañana estas del otro lado de la línea
el café no es siquiera una posibilidad
las puertas son rutinarias
y vuelves a hacer planes y a cronometrar tus idas, tus vueltas y tus sueños

Y sobrevives.

domingo, febrero 12

Temazcal

Hay días para largos cuentos, para solazarse en el recuerdo de los viajes, de los amigos. Hay otros en los que solo podemos hacer pequeños apuntes, no sé por qué.

Hoy nos fuimos de Temazcal a Oxtotipac, a la casa de Tonatiuh y Cecilia, al ombligo de barro que nos recibe siempre con nuestra carga de animales urbanos y nos renace, transparente, redivivos. Ellos, los maestros, la pareja de nómadas, los estudiosos del cielo, nos muestran en ese pequeño espacio el tamaño del universo y nos enseñan a trascender los límites de la carne, cantando.

Otro día les cuento estas cosas del temazcal. Hoy quiero dejar aquí un tributo para Cecilia y para Tonatiuh, en las palabras de Tochihuitzin Coyolxiuhqui:

Así lo dejó dicho Tochihuitzin,
asi lo dejó dicho Coyolxiuhqui:
De pronto salimos del sueño,
solo vinimos a soñar,
no es cierto, no es cierto,
que vinimos a vivir sobre la tierra.
Como yerba en primavera
es nuestro ser.
Nuestro corazón hace nacer, germinan
flores de nuestra carne.
Algunas abren sus corolas,
luego se secan.
Así lo dejó dicho Tochihuitzin.

sábado, febrero 11

Asegúrate de ser inmune cuando toques mi piel:
todo el veneno de la belleza lo contienen mis tientos escarlata.

Demasiado tarde será cuando pruebes
mis diminutos dardos,
cuando mires en danza de brazos matices del sol
y sientas
que el amor paraliza.

Asegúrate inmune.

Sólo si me has amado desde joven puedes dormir-
te en mis cabellos
si has andado mis veredas
de a poco.

Entonces,
cuando no puedas vivir sin mi aire
colgaré una burbuja en la puerta:
la anémona encontró a su pez.

jueves, febrero 9

La antología

¿Tú eres la gran poetisa Susana Etcétera?
Mucho gusto me llamo Petrona Smith-Jones
soy profesora adjunta
de la Universidad de Poughkeepsie
que queda un poquipsi al sur de Vancouver
y estoy en la Argentina becada
por la Putifar Comissión
para hacer una antología
de escritoras en vías de desarrollo
desarrolladas y también menopáusicas
aunque es cosa sabida que sea como fuere
todas las que escribieron y escribirán en Argentina
ya pertenecen a la generación del 60
incluso las que están en guardería
e inclusísimamente las que están en geriátrico
pero lo que importa profundamente
de tu poesía y alrededores
es esa profesión –aaah ¿cómo se dice?–
profusión de íconos e índices
¿tú qué opinas del ícono?
¿lo usan todas las mujeres
o es también cosa del machismo?
porque tú sabes que en realidad
lo que a mí me interesa
es no sólo que escriban
sino que sean feministas
y si es posible alcohólicas
y si es posible anoréxicas
y si es posible violadas
y si es posible lesbianas
y si es posible muy muy desdichadas

es una antología democrática
pero por favor no me traigas

ni sanas ni independientes

Susana Thénon

martes, febrero 7

Poesía

Si no es amor, ¿qué es esto que me agobia de ternura?
Gilberto Owen

Ya no dejará mi balsa de tener tu luz
lo presiento.
Pero debo aprender a no buscarte,
a tenerte como el mar tiene al sol sin tenerlo
y dejar que crezcan mandrágoras bajo la impaciencia.
No me culpes si a veces extiendo imperiosa mis brazos
o, distraída, te pregunto ¿quién eres?
A estar junto a tí se aprende
como a caminar.

viernes, febrero 3

FANTASMA

...me muero por creer que es posible...
Cerati

Su mantra es que no existas;
cuando se llena los ojos de ti
los oidos de ti
la boca de ti.

Que no existas cuando busca en vano el testimonio
de algún olor
de una textura.

Sus dedos teclean tu asencia ciegos
enfebrecidas pupilas te miran en una ventana y otra;
no hay puerta que comunique sus dimensiones.

No la encontrará:
tú lo sabes.
Le es imprescindible
que no existas.

jueves, febrero 2

El árbol de las correspondencias

Para Antonio, en agradecimiento

Sueños de agua me dieron el nombre
del árbol que me desvela.

Ya frente a él
lo pronuncié con los labios en púrpura,
con los ojos cerrados
y el suave tremolar de sus cabellos
me llenó de naranja el regocijo.

Se enciende en mis pupilas un brillo verde
cuando vuelvo a llamarlo
liquidámbar.

miércoles, febrero 1

Tú duermes, ya lo sé...

Tú duermes, ya lo sé.
Te estoy velando.
No importa que estés lejos,
que no escuche
tu cadencia en la sombra;
no importa que no pueda
pasar mi mano sobre tu cabeza,
tus sienes y tus hombros.

Yo estoy velando, siempre.
No importa que no pueda acurrucarme
para que tú me envuelvas sin saberlo,
para que tú me abraces sin sentirlo,
para que me retengas
mientras yo tiemblo y digo simplemente
palabras que no escuchas.
Yo puedo estar tan lejos
pero sigo velando cuando duermes.

Julia Prilutzky Farny

Ya está lista la selección de poemas de febrero, en Noctambulario