Hay días en que la vida te toma por su cuenta
no importan los planes que hiciste
de pronto te encuentras buscando puertas en los pasillos
y entras y estás y atiendes
mientras lamentas el café que no te tomaste en una calle del centro
y miras el teléfono que de pronto es un extraño
y luego piensas que no es precisamente un mal día
pero entonces por qué te sientes como revolcado
Y sobrevives.
Mañana estas del otro lado de la línea
el café no es siquiera una posibilidad
las puertas son rutinarias
y vuelves a hacer planes y a cronometrar tus idas, tus vueltas y tus sueños
Y sobrevives.
7 comentarios:
Me alegra saber que no sólo a mí me parece terrible transitar por el día de San Valentín, un día que siempre he odiado, pero a veces con más fuerza que otras.
Un brindis por los días superados, por sentirse el cuerpo, así sea seudoanestesiado, por saberse y palparse, por entender que no por todas las venas se va la vida.
Un abrazo cronopio.
Creo que fue más bien Santa Selene (ni cuenta me dí de la fecha :S). Pero es bueno sentirse el cuerpo, sí.
Abrazos.
Y cuando el reloj apriete y su cuerda parezca capaz de sostener el cuerpo, mejor un viajecito a oaxaca, donde los relojes no funcionan.
Y cuando el reloj apriete y su cuerda parezca capaz de soste
con un café sí que sería más fácil.
Pero si es Woody Allen en vivo y en persona. Genial, querida. Un día que te puede pasar lo inimaginable, lo divino o lo detestable. Sin embargo, al otro día se ha transformado todo y se vuelve casi mágico.
Para la Luisa que todos quieren: un enorme abrazo.
Nota: En verdad el poema sobre el ocaso de tus pupilas es buenísmo. Felicidades.
¡Ay, mi Lety! Esta semana debí haberme ido a Oaxaca, a estar entre tus brazos y tu mirada! Pero ya pasó la luna llena, ya pasó.
Ese café, Raquel querida...
¡Citoyen! Quién iba a pensar que necesitabas saltar el charco para visitarme. ¡Qué gusto! Un abrazo, querido. Se te extraña.
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