A veces da la vida tan a manos llenas
y no hay más que sentarse a llorar.
Llorar por los perros
por la cocina en orden
por el estudio ocupado
los ceniceros llenos
por el niño jugando en la computadora todo el día
por el beso de la mañana
por el de la noche
Llorar por la maceta que florece en la ventana
por la piyama tibia
por la falta de goteras.
A veces la vida te da tan a manos llenas…
y no puedes más que sentarte a llorar.
7 comentarios:
A veces da la vida tan a manos llenas, que se busca la forma de no verlo, de pensar que se necesita más, que se quiere más, que los domingos en la tarde no son suficientes para degollar un edificio entero, quiero un jarabe de sangre a ver si la diarrea me calma los punzantes días de lluvia sobre un campo que no da manzanas que cayeran sobre mi cabeza y me recordaran que es cierto que la gravedad baja las cosas por su peso el cual no importa ni acelera más aunque el aire se interpone cada que puede para disminuir la velocidad que no quiere aumentar.
O algo así.
Es cierto, ha veces la vida da tan a manos llenas que a la felicidad se le nombra rutina y se le quiere dar la espalda.
Besos cariñosos Maria Luisa
Es que a veces no se puede más que sentarse a llorar. Besos, queridos dos.
Muchas gracias, Kartak. Me da la impresión de que son casi siempre buenas, aún cuando son malas palabras.
Uy, Dios, que crisis de clase media!!!
Una falta total de carencia, nene. ;)
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