El estómago en vilo
sobre una cuerda construida con palabras
—por eso me gustan más las escritas—
a no se qué distancia del suelo.
No importa.
No hay peligro en el asombro
—me parece—
de escribir maullido y salir volando
o en vestirme los tús aún cuando me queden grandes
o tengan bigote.
Me gustaría recorrer: "antenoche te seguí en silencio"
—aunque no sea cierto—
un vocablo y luego el otro
para no sostenerme de la nada.
No sé cómo a veces se anda flotando
sobre pies de plomo
—o mercuriales—
ni sé si en el extremo habrá un papalote
o una ventana cerrada.
No importa.
Si encuentro la palabra final
descenderé de lo que es
este hilo
y ya
sin máscaras ni pasadizos
no me sentiré
de pie sobre sus letras
soñada.
6 comentarios:
Joder con los vuelos 'pesados', el peso de la levedad, la levedad del peso. Las imposibilidades cabronas, las ofertas que no queremos. Los versos que doblan las muñecas hasta que estallan, las largas pestañas del olvido, las palabras como dagas sin sentido.
Un abrazo poético de la cronopio vecina.
me encantó. me alegro que te gustase la imitición. Pero lo haces bastante mejor que yo. por eso es tan tuyo. me empapé de tu blog, y me encantó. Besos
Como siempre las palabras con toda esa fuerza de usted.
Salú y un beso
Ay Maria Luisa, Ay Maria Luisa, AyMarialuiiiiiisa.
Sobre todo es la levedad del peso la que nos mete en problemas, Xime. Aspiro a que mis palabras sean dagas con sentido y excelente puntería. Regreso el abrazo, cronopio.
;)
Muchas gracias, Blanchepatra. Lo difícil es que este mi Blog poco a poco se ha convertido en un tablón de anuncios. Así pasa a veces. Ya retomaré la pluma.
¡Válgame, Silencio! Qué se toma. Beso y salú.
¿No te gustó, mi Lety? ¿Me estás regañando? :(
¿Que si no me gustó?
guauuuuuuuu, me encantó.
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