Hay palabras graves, agudas y esdrújulas; palabras dinámicas y palabras piedra. Hay unas que se escriben como se pronuncian y otras que no se escriben ni se pronuncian.
Hay palabras sangrientas y hay palabras dispuestas a destruir, a decir que no, hay palabras que humedecen la punta de los labios y los besos, hay palabras para todo y para nada para todos y para nadie.
Pero sobretodo hay palabras que nunca se encuentran cuando son necesarias.
La maestra de Maxi en BsAs (Mónica Girón) hizo una escultura muy grande, como de una familia de 7-8 personas, tamaño natural. Las personas están entre separadas y amalgamadas al mismo tiempo. No se distinguen rasgos. Primero ves unos puntitos negros, y no sabes si es una falla del material con el que la escultura está construida. Hasta que descubres que todos tienen ese par de puntitos negros en sus caras, y te das cuenta que son sus ojos. "Tienen ojos" - dije yo. "No" - me aclaró ella - "son pupilas". Y la obra que era un todo se transforma en un montón de gentes que te miran desde dentro de la pieza, a través de sus pupilas, su único contacto con el exterior.
5 comentarios:
Hay palabras sangrientas y hay palabras dispuestas a destruir, a decir que no, hay palabras que humedecen la punta de los labios y los besos, hay palabras para todo y para nada para todos y para nadie.
Pero sobretodo hay palabras que nunca se encuentran cuando son necesarias.
Falta de confianza. Usté dígame qué palabra busca y yo se la encuentro. ;)
Abrazo, señor.
Ay pupilas y palabras que se recuerdan como las tuyas, y hay palabras agua como las mías, que se evaporan, un momento están,
Mi Lety me dejó en suspenso. Te mando un abrazo, suspendido, también.
La maestra de Maxi en BsAs (Mónica Girón) hizo una escultura muy grande, como de una familia de 7-8 personas, tamaño natural. Las personas están entre separadas y amalgamadas al mismo tiempo. No se distinguen rasgos. Primero ves unos puntitos negros, y no sabes si es una falla del material con el que la escultura está construida. Hasta que descubres que todos tienen ese par de puntitos negros en sus caras, y te das cuenta que son sus ojos. "Tienen ojos" - dije yo. "No" - me aclaró ella - "son pupilas". Y la obra que era un todo se transforma en un montón de gentes que te miran desde dentro de la pieza, a través de sus pupilas, su único contacto con el exterior.
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